En estos tiempos, se puede ver cómo hay mucha gente que lucha en redes sociales contra otros usuarios por marcas o productos. Una crítica hacia un artículo puede enfurecer a muchas personas, cuando en realidad un problema podría resolverse fácilmente con diálogo y argumentos. Sin embargo, aquí se muestra el lado más protector de las personas, ya que defienden a su empresa o producto como si fuera su propia madre.
¿Y a qué se debe esto?
Se debe a algo llamado Love Brand, un concepto en marketing que describe cómo las empresas se aprovechan de ciertas debilidades humanas, como por ejemplo la búsqueda de identidad, especialmente entre los jóvenes. Es por eso que la mayoría de las personas que defienden este tipo de cosas suelen ser jóvenes, ya que crecieron con la televisión, los videojuegos, el cine, e internet.
Esto marca una gran diferencia con las generaciones anteriores, que aunque también tenían medios de comunicación, no estaban tan bombardeadas con tantos productos como lo están los jóvenes de hoy. Además, vivimos en una sociedad muy materialista, donde si no tienes el nuevo producto, no puedes estar “a la moda”. En vez de buscar calidad, muchas personas prefieren adquirir lo último que ha lanzado su empresa favorita, debido al aprecio que sienten por ella.
Ese aprecio no viene solo del consumo, sino también de los valores y la experiencia que la marca representa para ellos. Esto se ve claramente en la publicidad actual, donde en vez de vender un producto, venden una “experiencia”.
Gracias a todo esto, se puede observar cómo muchas personas han aceptado a las marcas como parte de su personalidad, porque crecieron con ellas. Por eso, marcas como iPhone, Nintendo o Starbucks, aunque tal vez no ofrezcan la mejor calidad, siguen siendo muy importantes para muchos, ya sea por estatus, nostalgia u otros factores. Estas marcas refuerzan un sentido de pertenencia, y al juntarse con personas que comparten los mismos gustos, amplían su “tribu”.
Mientras esto siga ocurriendo, difícilmente cambiará. Para muchos, estas marcas representan algo mucho más grande que un simple producto. Como dice el dicho: “No hay peor ciego que el que no quiere ver.”