A lo largo de los años, los premios Oscar han perdido bastante audiencia. En el pasado, eran considerados el evento más importante tanto para la audiencia como para los actores, ya que ganar un premio significaba que la popularidad y nuevos proyectos llegarían a su puerta, lo que se traducía en más dinero y muchos más fans. Sin embargo, hoy en día, el significado de estos premios ha cambiado.
Lo que la gente no entiende es que, en el cine, lo que más importa es el dinero. Esto significa que las grandes productoras siempre irán tras el camino más fácil, el que les garantice mayores ganancias y sea más comercial para el público general. Es por esto que, con frecuencia, los Oscars promueven películas con mensajes más positivos y fáciles de digerir para el público casual. A lo largo de la historia del cine, hemos visto ejemplos de cómo estas decisiones se reflejan en las premiaciones.
Un ejemplo claro es 2001: Odisea en el espacio, que perdió contra la película Oliver! en la categoría de Mejor Película. Oliver!, una película que trata sobre temas clásicos y accesibles, ganó el premio, mientras que 2001: Odisea en el espacio, que cambió la ciencia ficción para siempre y tocó temas filosóficos complejos que cuestionaban al capitalismo y la cultura occidental, quedó fuera. Sin embargo, 2001: Odisea en el espacio sigue siendo recordada y más apreciada por los cineastas y aficionados al cine debido a su profunda reflexión.
Otro claro ejemplo es la confrontación entre Taxi Driver y Rocky. Aunque Rocky no es una mala película, no le hace sombra a la obra maestra que es Taxi Driver. Mientras que Rocky es una historia de superación personal, que promueve el sueño americano, Taxi Driver profundiza en temas complejos como la soledad, la psicología del individuo y la alienación en una sociedad urbana. A pesar de su gran calidad, Taxi Driver no recibió el reconocimiento que merecía en los Oscars.
Este fenómeno no es exclusivo de esos dos casos. Hay muchos ejemplos en la historia del cine: Amores Perros, Apocalypse Now, A Clockwork Orange, Tiempos Violentos, Psicosis, ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, El Show de Truman, entre otros. Estas películas abordan temas complejos y profundos, pero no siempre reciben el reconocimiento merecido, mientras que otras más accesibles, con mensajes más convencionales, se llevan la estatuilla dorada.
La realidad de los Oscars
Con todo lo anterior, podemos concluir que los premios Oscars no siempre premian lo mejor del cine. En lugar de eso, tienden a premiar lo que es más fácil de digerir y lo que refleja los ideales de la época y los gustos de la sociedad estadounidense. El cine siempre ha sido un motor ideológico para el pueblo, y eso se refleja en las películas premiadas en cada década. Un año puede ganar una película sobre el sueño americano, al siguiente, podría ser una que celebre un mensaje de inclusión, y al siguiente, otra que glorifique a los soldados y su sacrificio.
Con solo mirar el historial de las películas premiadas, podemos hacernos una idea de las creencias y preocupaciones del pueblo estadounidense en cada época. No siempre gana la mejor película en términos artísticos, sino aquella que se adapta más a los gustos o creencias predominantes de la sociedad de ese momento. Y eso, probablemente, seguirá siendo así por mucho tiempo.