Un día, un anciano Cherokee llamó a su nieto para contarle una historia.
Le dijo: Dentro de cada uno de nosotros hay una batalla entre dos lobos:
Un lobo negro que lucha contra todo y todos incesantemente: es ira, envidia, culpa, resentimiento, celos, avaricia, soberbia, mentiras y ego.
Un lobo blanco que vive en armonía con lo que le rodea: es bondad, alegría, paz, amor, esperanza, gratitud, generosidad, humildad, compasión, empatía y verdad.
El niño meditó un momento estas palabras y luego preguntó: Abuelo, ¿qué lobo ganará?
El viejo Cherokee sonrió y respondió: Aquel al que alimentes.
Esta historia ilustra la lucha en nuestro interior entre el bien y el mal. Esta lucha suele ocurrir sin que seamos conscientes de ella.
El ser humano tiende a moralizarlo todo, incluso las emociones es más, algunas, incluso gozan de un valor inherentemente positivo respecto a su opuesto, como el amor considerado bueno en contraste con el odio.
Las personas no tenemos una educación emocional y desde muy pequeños a todos nos enseñaron que no tenemos que estar tristes no tenemos que estar enojados todas las emociones que entran en el catálogo de emociones negativas que finalmente no son negativas ni positivas solo son emociones las rechazamos.
La realidad es que ninguna emoción ni acción humana son inherentemente buenas o malas, sino que depende de la forma en que se expresan respeto a un contexto. Todas las emociones humanas son necesarias para el pleno desarrollo individual y social.
Existe un concepto llamado la sombra, acuñado por Carl Jung. Básicamente, son esos rasgos tuyos que no aceptas como parte de ti llevando un problema, pues al negarla es algo común: que la persona termine exteriorizando por impulsos sin tener control.
Por ejemplo, la envidia es mala solo si nos lleva a actuar de forma contraproducente al no enfocarse en nuestras virtudes y sentirnos constantemente mal por no ser como los otros imitar un estilo de vida distinto al nuestro al punto de afectar nuestra realidad o la de nuestros semejantes o destinar toda nuestra voluntad y fuerza a sabotear a otros en vez de enfocarnos en nuestro desarrollo personal no obstante no hay nada de malo si mirar al resto nos empuja a actuar para cumplir nuestros deseos sin vulnerar a los demás asimismo el resentimiento es dañino cuando nos negamos a soltar un suceso pasado que nos lastima y terminamos quedándonos solos e incluso perdiéndonos a nosotros mismos, por el contrario, si el pensamiento constante de una tragedia nos sirve para ser mejores personas o nos empuja a actuar para evitar que otros pasen por el mismo dolor ser un resentido puede convertirse en una virtud.
Es la necesidad de desarrollar y expresar aspectos oscuros del corazón humano y ponerlos bajo control para usarlos a su favor, transformar la furia en voluntad, el orgullo se haga disciplina y que la violencia se exprese como habilidad atlética.
Hay diversas filosofías y ramas de la psicología que hablan de esta oscuridad y de por qué se debe incorporar y enfocar en aspectos constructivos en lugar de ignorarse.
Siendo completamente egoísta y malicioso, se terminaría autodestruyendo, balancear aspectos como la humildad para descubrir nuestras fallas, la honestidad para entender en qué momentos necesitamos a los demás y generalmente cualquier habilidad social necesaria para funcionar en sociedad.
No les temas a tus propios oscuros sentimientos en vez de eso, es ese miedo del que en realidad debes cuidarte. No te pierdas a ti mismo en esos oscuros sentimientos, pero tampoco los elimines, juzga todo lo que sea parte de ti y avanza con ellos.
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La sombra de Carl Jung