“—No necesito una capa para volverme invisible —dijo Dumbledore con dulzura—. ¿Te imaginas lo que nos muestra el Espejo de Oesed?

Harry negó con la cabeza.

Déjame explicarte. El hombre más feliz del mundo podría usar el Espejo de Oesed como un espejo normal; es decir, se miraría en él y se vería tal como es. ¿Te sirve de algo?

Harry pensó. Luego dijo lentamente: «Nos muestra lo que queremos… lo que queramos…».

—Sí y no —dijo Dumbledore en voz baja—. Nos muestra ni más ni menos que el deseo más profundo y desesperado de nuestros corazones. Tú, que nunca has conocido a tu familia, los ves de pie a tu alrededor. Ronald Weasley, siempre eclipsado por sus hermanos, se ve a sí mismo, solo, el mejor de todos. Sin embargo, este espejo no nos dará ni conocimiento ni verdad. Los hombres se han consumido ante él, fascinados por lo que han visto, o han enloquecido, sin saber siquiera si lo que muestra es real o posible.

El Espejo se mudará mañana a un nuevo hogar, Harry, y te pido que no vuelvas a buscarlo. Si alguna vez lo encuentras , estarás preparado. No vale la pena obsesionarse con los sueños y olvidarse de la vida, recuérdalo.” (Harry Potter y la piedra filosofal, cap. 12, J.K. Rowling, 1997)

Según Appfigures, desde su lanzamiento en 2025, 690 millones de personas han descargado ChatGPT de OpenAI. El asistente de inteligencia artificial de Meta creado por el equipo de MetaAI, fundado por Mark Zuckerberg tiene 1,000 millones de usuarios por mes; y aunque no se conoce el dato exacto, se estima que al menos 200 millones de personas han editado una fotografía con la inteligencia artificial de Gemini de Google DeepMind. Ediciones donde es posible colocar a cualquier persona desde una fotografía con otra, sin importar la calidad de la foto, la compatibilidad de escenarios, colores o tiempo de la fotografía.

Los límites de la inteligencia artificial son indefinidos hasta hoy, pero hay que recordar que nuestra creatividad es una porción que compone la inteligencia artificial, potenciada y especializada para alcanzar no sólo nuestras necesidades, sino también todos nuestros deseos desesperados. Y no todos nuestros deseos implican finales sanos o precisamente felices.

En la antropología filosófica nos hemos encontrado con la necesidad de catalogarnos en diversas categorías, pues la naturaleza del hombre como especie no es posible situarlo en definiciones estáticas y polarizadas. Así como existe el animal racional (zoón lógon échon), animal simbólico (Ernst Cassirier), animal que promete (Nietzsche), animal que trabaja (homo faber), animal que ríe (animal risibile), animal político (zóon politikón), o animal religioso (Scheler), entre otros. Es necesario hablar de esta nueva arista en el hombre: El animal virtual.

Las aplicaciones con inteligencia artificial, proporcionan nuevas realidades virtuales creadas a conveniencias del consumidor, a la carta: Un cuerpo nuevo de acuerdo a los estándares de belleza que estén en la época, más detallado que un par de horas de edición en Photoshop de Adobe, una edición completa y detallada al alcance de un click, con el precio de un par de anuncios. Nuevo rostro, nuevo paisaje, incluso la cualidad de poder convertir un lugar abarrotado de personas en un lugar desértico y perfecto para ser un estudio de fotografía deliberado.

Una nueva realidad creada al gusto, creando nuevas distorsiones cognitivas donde la semejanza entre el resultado adquirido de la edición y la realidad es un nuevo puente a la inseguridad. La expectativa no se limita a la contemplación de los resultados, sino que implica el deseo desesperado de aprobación, no basta con distorsionar la realidad, sino que la distorsión requiere una aprobación social, todo a través de alguna reacción o comentario.

Todo esto hasta el 2006 tras la llegada de Facebook a México sería considerado posible, incluso la edición de fotos entre usuarios y celebridades:  la idea de un collage entre seres queridos fallecidos y usuarios era posible. Sin embargo, si el viajero en el tiempo se dirigiera directo al pasado y mostrara el resultado de tantas fotografías editadas por la inteligencia artificial, donde, no sólo es posible juntar dos rostros o dos cuerpos, sino que es posible colocarlos de la manera en que se desee, incluso sin el consentimiento de la persona o en el caso de personas fallecidas de algún familiar o representante.

La inteligencia artificial es el nuevo espejo de Oesed del universo de Harry Potter; pueden mostrarnos todo aquello que deseamos desesperadamente y que no podemos tener, reviviendo duelos insanos y generando emociones desde la ficción.

El espejo de Oesed, tiene grabada una frase “Oesed le no zaro cuted o ni or acut seon otse…”. Leído en el reflejo dice: “Esto no es tu cara, sino el deseo de tu corazón.” La idea de un espejo que nos muestra los deseos de nuestro corazón suena bastante romántica, pero esta idea trasladada a la inteligencia artificial rompe el romanticismo al no sólo mostrarnos los “deseos de nuestro corazón”, sino también al darnos el poder de crear los deseos más oscuros y desesperados del corazón. El espejo permanece en su lugar y el deseo de cada quien, en su propia memoria, pero ahora, con este nuevo espejo, es posible no sólo mostrar nuestros deseos sino de compartirlos y de vulnerar el consentimiento y privacidad de otros.

Duelos insanos sin precedentes se desencadenan. Cuando existen rupturas de cualquier tipo, en la mayoría de los casos, existen procesos de duelo y reconstrucción emocional e incluso mental. A veces, el rencuentro con la persona en cuestión implica un retroceso, una nueva exposición a emociones pertinentes al duelo. Todo eso está documentado. Pero, en definitiva, nadie estaba listo para experimentar verse a sí mismo junto a aquellas personas queridas fallecidas.

También somos animales emocionales, los sentidos son el vinculo con el mundo, el puente del conocimiento y construcción personal. El deseo de tener a esas personas en el momento actual después de la perdida implica dolor y desesperación. Nuevas maneras de mirar la herida. Una herida probablemente cicatrizada, o probablemente aún expuesta como para desear saber cómo se vería quien ya no está. Una negación a la realidad que imposibilita la sanidad.

En palabras de J.K. Rowling en voz del personaje de Dumbledore: “Soñar no te hará ningún bien, Harry, si olvidas vivir. Porque el espejo muestra el deseo de tu corazón y no tu rostro, lo que te llevará a la perdición.” ¿Será posible creer que llegará el día en que dejaremos de vernos tal y como somos para comenzar a vernos como se supone debemos ser?

No existe un filtro en la inteligencia artificial para decidir qué proyecto de fotografías viene directo desde los deseos puros del corazón y aquellos que buscan sólo satisfacer las secuelas de las imposiciones sociales y el ego. La edición de fotos con inteligencia artificial sin el consentimiento de los otros o sus representantes es una vulneración a su intimidad, privacidad y consentimiento.

La solución al problema del espejo de Oesed fue moverlo de lugar donde nadie pudiera encontrarlo, ¿Cuál es la solución para conocer “los deseos desesperados de tu corazón” y vivir a pesar de ellos y no a través de ellos? Por cierto, ¿Ya notaste que “Oesed” es deseo al revés?