Categoría: Historia

Por: SAMUEL GARCIA GARCIA / Fecha: octubre 30, 2025

Se tiene que entender que la colonización y su influencia en el paradigma social no es solo una categoría de capital. Parte de la colonización estuvo relacionada con la superioridad étnica y cultural

Portada de la primera edición alemana del «Manifiesto del Partido Comunista», en 1848, por Friedrich Engels y Karl Marx. Digitalizado por la página «Marxists».

ACTO 1 | LA MODERNIDAD Y OTRAS COSAS; UNA VISIÓN EUROCENTRISTA.

No es posible negar que el colonialismo formó parte crucial para la aparición de la «modernidad» occidental y de la introducción del sistema capitalista. Sin embargo, teniendo su origen en una Europa dominada por las jerarquías sociales y territoriales, esta percepción de la modernidad tiene en sí misma una base eurocentrista sobre distintos parámetros que definen dicho estatus y que erróneamente crean un paradigma social relacionado con la visión del mundo; una visión que logra penetrar en lo profundo de los estudios analíticos sociales y su marco teórico. El «poscolonialismo» llega como una manera de cuestionar esta visión, de poner en tela de juicio el legado y la perspectiva colonizadora eurocentrista que hoy en día puede ser vista incluso en nuestro día a día.

Santiago Castro-Gómez, un filósofo colombiano representativo del pensamiento decolonial, en su libro «La poscolonialidad explicada a los niños», hace bastante énfasis en las contribuciones sociológicas de Karl Marx y Friedrich Engels, en su libro «El Manifiesto Comunista», como una forma de entender la manera tan errónea que parecía catalogar el mundo como modernidad y colonización. Según sus perspectivas, no existió un grupo social capaz de estructurarse como lo hizo la clase burguesa. En este sesgo, la modernidad es puramente representada como el surgimiento del mercado mundial y del desarrollo de la industria. Ante las necesidades de recursos que significó la introducción de nuevas necesidades, las sociedades no capitalistas y colonizadas recibieron una oportunidad de crear una nueva etapa moderna. Para Europa, América Latina era un conjunto de sociedades que ejercían poder sobre grupos de masas no organizadas. El colonialismo entonces fue una herramienta para la aparición del sistema burgués en dichas áreas. La introducción de este nuevo sistema propició la discriminación ética y racial, mismos que eran vistos como riesgos necesarios como fenómenos «precapitalistas» propios de sociedades caóticas y dominadas por un ordenamiento teológico y estamental.

La visión que se tiene sobre el «Orientalismo» es un enorme reflejo sobre la percepción eurocentrista que tenía Europa sobre Occidente, la misma que Occidente formó sobre Oriente: un dominador que construye al «otro» como objeto de conocimiento y lo construye con una imagen auto insertada de su propia sociedad para ejercer su poder. Estas perspectivas están basadas en un centro —el dominador— y sus periferias —el dominado—, en donde se crea una división entre las culturas: por un lado, está la cultura occidental/europea representada como la parte creadora o avanzada que busca «difundir» su perspectiva de modernidad; y del otro lado están las demás culturas representadas como receptoras de conocimiento, cuyo propósito es «acoger» el progreso y la civilización.

Esto es importante porque, dentro del contexto latinoamericano, las principales teóricas postcoloniales intentan descolonizar las identidades coloniales que se les han instruido. Percepciones tales como que Occidente/Europa es el origen de la ciencia y el pensamiento crítico, mientras que aquí nuestra visión está sesgada por experiencias empíricas dominadas por el mito y la superstición. Del mismo modo, dado que el origen de este fenómeno tuvo lugar en Norteamérica, se intenta alejar de dichos discursos que parecieran poseer un diálogo norteamericano alejado de la verdadera perspectiva de América Latina.

Ilustración que retrata a Cristóbal Colón apuntando a un eclipse. Digitalizado por Frederic Lewis.

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ACTO 2 | LA DESCONSTRUCCIÓN DE LOS MUNDOS.

La principal característica del poscolonialismo es la «desconstrucción» del paradigma colonial establecido, es decir, alejarse de la visión eurocentrista de lo que es la modernidad —misma visión que comparte Norteamérica por su pasado histórico y su propio proceso colonial—. Dentro de esta visión, la modernidad es entonces la combinación de la cultura y el capital. La modernidad europea se edificó sobre un sistema materialista, y la introducción de dicho sistema en América Latina tiene como consecuencia un sistema que no puede ser ignorado. Por tanto, la modernidad y el colonialismo son fenómenos dependientes.

Pintura de José Moreno Aparicio, digitalizado por la página «Artelista».

Esto podría explicar la manera en la cual se define erróneamente el desarrollo de países del «Tercer Mundo» con sus indicadores de industrialización. Lo cual, no es del todo correcto. Se tiene que entender que la colonización y su influencia en el paradigma social no es solo una categoría de capital. Parte de la colonización estuvo relacionada con la superioridad étnica y cultural; una superioridad que provocó el sometimiento militar y social de los nativos para transformar sus sociedades en dicha visión colonizadora. Tal cual Castro-Gómez intenta explicar usando a Marx y Engels como ejemplos, el colonialismo es una forma de adaptar todos los espacios sociales a un territorio específico con una visión puramente sesgada por los intereses y la adaptabilidad/dominación. Dicho colonialismo llega a su fin cuando ya no son necesarias las representaciones coloniales de otro para afirmar las posturas ideológicas europeas pues, en esta verdadera «modernidad», Europa ha dejado de ser el centro del sistema, dejando pie a la propia creación individual y cultural de los territorios.

     El poscolonialismo no inicia solamente cuando entra en vigor esta serie de cuestionamientos sociales y económicos sobre el legado colonial y sus influencias en la modernidad. Creo, que inicia desde el momento en el cual se inicia una «revelación o independencia» del dominio colonial, y se concreta cuando dichas cuestiones empiezan a tomar relevancia dentro del sistema estado-sociedad e influye en cada uno de los elementos importantes de los países latinoamericanos; especialmente, en su nacionalismo y en la visión alejada que se tienen a sí mismos de la visión eurocentrista. El poscolonialismo es la aparición de una nueva identidad nacionalista, una única visión alejada de la perspectiva colonial que busca mantener el legado capital adaptado y moldeándose a los elementos culturales propios de dichos territorios. Es, en sí mismo, un proceso de cuestionamiento que lleva a la deconstrucción del paradigma colonial.

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—BIBLIOGRAFÍA—

  • Castro-Gómez, Santiago. 1997. Geografías poscoloniales y translocaciones narrativas de lo         latinoamericano. Estudios: revista de investigaciones literarias 10; 9-30.
  • — —, —. 2005. La poscolonialidad explicada a los niños. Colombia: Universidad del Cauca.