
ACTO 1 | LA COLONIZACIÓN DEL SUPUESTO «TERCER MUNDO».
La colonización no es un fenómeno que es visto solamente en los países y regiones catalogados como «Tercer Mundo» por el paradigma coloquial del «Primer Mundo». Se trata de un proceso determinado por la región, su cultura y los aspectos sociales del país o individuos entrantes. Se podría decir que se trata de un proceso que consta de dos desarrolladores con los cuales no puede iniciarse sin el otro. Tan básica es esta interpretación, que regiones como Inglaterra, Estados Unidos o Irlanda podrían considerarse dentro de esta definición. Santiago Castro-Gómez, un filósofo colombiano representativo del pensamiento decolonial, en su artículo «Geografías poscoloniales y translocaciones narrativas de lo latinoamericano» realiza un estudio de análisis en donde su propuesta es esta visión, de cómo los procesos coloniales se tratan de una narrativa geográfica influenciada por los sujetos y su tipo de pensamiento.
El proceso de colonización está ligado a la perspectiva de prácticas que cambian la naturaleza, el carácter y los modus operandi de las regiones afectadas. Es un medio deslingüístico alejado del aspecto cultural como primera medida, y centrándose en el capital, la dominación y la creación de sistemas autorreguladores que deterioran por sí mismos la cultura provocando la transformación de las ciudades afectadas a un aspecto más semejante al suyo. Tal como se mencionó al principio, el principal argumento de Castro-Gómez sobre el proceso de colonización y su relevancia en el entorno es que este fenómeno no es exclusivo de ciertos países, grupos sociales o individuos. Se trata de una experiencia global compartida que involucra tanto a los antiguos colonizadores como a los nuevos, especialmente cuando el colonialismo se ha tratado en estos días como un aspecto territorial y nacionalista que la modernidad ha desembocado en las áreas globales. De ejemplos están las conquistas de Alejandro Magno, que impactaron zonas aledañas, los imperios romano y azteca, o las cruzadas medievales que impulsaron una globalización propia de sus épocas.
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ACTO 2 | EL NACIONALISMO HISTÓRICO DENTRO DEL PARADIGMA SOCIAL.
Dentro de este contexto narrativo, la humanidad y el paradigma social son representados como estructuras del mundo, tan vitales que pueden ser transformadas por la voluntad del sujeto y quedar sometidas a un solo paradigma regional. En otras palabras, se trata de un proceso de globalización generado por aspectos sociales específicos, vinculados a aspectos territoriales concretos que impactan en el contexto social. Ejemplos de estos sujetos son los partidos políticos, las fundaciones culturales o los consumidores de la cultura local que tienen integraciones locales con lo global en donde se forman espacios desdibujados de lo que es un Estado-Nación, una representación banal que crea una dinámica en donde el mundo, la totalidad de lo real, deja de ser un aspecto abstracto y exterior, para convertirse en algo que afecta de forma inmediata a las facetas de la vida cotidiana.
Dentro de esta narrativa colonial, los actores sociales se apropian de ciertos simbolismos para configurar una identidad personal basada en sus propios criterios. De manera inevitable, la globalización produce una integración hermética de lo que es la reinterpretación de una cultura como un sujeto colectivo con bases imaginarias globalizadas. Se crea este paradigma, esta creencia relacionada con las imágenes para fomentar un reconocimiento de los ciudadanos de una nación. Esto no es un aspecto puramente externo, como se mencionó antes, es un proceso de dos desarrolladoras. Aquí entran en vigor las narrativas nacionalistas capaces de movilizar a la población otorgando una memoria con relación a ciertos eventos y personajes heroicos. Solo hay que echar un vistazo a la forma en la cual la historiografía mexicana y el nacionalismo político se centran en personajes coloniales o postcoloniales, dejando de lado otros sujetos más antiguos relacionados con, por ejemplo, aspectos culturales como lo son los distintos dioses mitológicos u otros referentes de la conquista.
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ACTO 3 | EL PROCESO POSCOLONIAL.
El proceso poscolonial no busca «descolonizar la totalidad», es imposible dada la naturaleza cambiante que conlleva ser parte de una globalización, pero sí busca elaborar una resistencia local frente a la colonización del mundo y hacerle frente a la territorialización dominante de la modernidad. El propio movimiento migratorio tiene detrás un carácter imperialista y colonial propio de la globalización. El migrante se convierte en un agente cultural en las localidades donde se asienta, alcanzando un parámetro transnacional. La descolonización surge como una crítica al esencialismo de los discursos nacionalistas para romper con narrativas coloniales que se consolidaron con bases románticas. Un ejemplo de esto, de esta visión que se intenta interponer, es la manera en la que el expansionismo europeo necesitó siempre de la creación de un discurso de un «otro», de una exterioridad moral que le sirviera para legitimar su empresa colonizadora. Este «otro» es una visión creada discursivamente como una exterioridad cultural y social, es una narrativa a la cual se le asigna un lugar, un espacio temporal de la historia, y es usada como un sujeto para la representación del discurso crítico intelectual; es una visión globalizada.

Castro-Gómez hace un enorme énfasis en las teorías poscoloniales como una forma de deslegitimar aquellos paradigmas globalizados definidos por la modernidad que influyen no solo en aspectos culturales y sociales, sino también académicos. Las prácticas colonialistas usan elementos exteriores para la constitución de un todo, desde una perspectiva individual. Las teorías coloniales son el reflejo de una nueva conciencia que intenta rebelarse contra el paradigma colonial, alejarse de Europa como un centro y dirigirse hacia la construcción discursiva de una identidad homogénea. Desde mi punto de vista, este nuevo tipo de pensamientos es una medida para poder tener una mejor barrera contra la influencia globalizada de las narrativas colectivas. Tal cual Castro-Gómez afirma a lo largo de su análisis, el colonialismo es un fenómeno global que no puede ser eliminado del todo. Solo es posible crear una barrera que se aleje de la perspectiva colonial y el nacionalismo colectivo para crear una identidad propia y resiliente a la influencia globalizada de esta modernidad.
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—BIBLIOGRAFÍA—
- Castro-Gómez, Santiago. 1997. Geografías poscoloniales y translocaciones narrativas de lo latinoamericano. Estudios: revista de investigaciones literarias 10; 9-30.
