Categoría: Cultural

Por: SAMUEL GARCIA GARCIA / Fecha: octubre 23, 2025

El poder del discurso proveniente de Occidente que ve a Oriente como un «espejo invertido» de su sociedad y cultura, un «Otro»

Portada del libro «Orientalismo» de Edward W. Said, Edward. Edición del 2008 de la editorial Debolsillo. Recuperada de su página web.

ACTO 1 | EL PARADIGMA SOCIAL DE EDWARD W. SAID.

Dentro de las sociedades existen una serie de reglas sociales y paradigmas culturales respecto a los modos de pensamiento y actuación. Son elementos moldeados por el día a día y la influencia paulatina del medio que los rodea. Muchas de estas creencias están fuertemente relacionadas con los medios de información y la distribución del uso de contenido. El «Orientalismo» es un producto derivado de este tipo de pensamientos y estereotipos ligados a la cultura y creencias de Oriente. No es un caso aislado. La mayoría de culturas y sociedades tienen que pasar por esto, ser un derivado estereotípico para cualquier extranjero o ajeno de la cultura local, gracias a la influencia mediática y el desconocimiento. La obra «Orientalismo», de Edward W. Said, llega como un objeto de estudio para abrir el debate de la percepción occidental tan alterada que se tiene sobre Oriente, y el poder dominante que este ejerce sobre la percepción de dicha sociedad.

Edward W. Said, desde un principio, aclara que esta percepción tan alejada sobre el Oriente propia de las visiones centristas de Occidente, es un hecho que puede ocurrir en gran medida a la mayoría de sociedades, pero que tiende a ocurrir en aquellas que son vistas por los países de «primer mundo o más intelectuales», no lo suficiente desarrolladas o al mismo nivel o rapidez que ellas. Es un tipo de pensamiento que tiende a expandirse en mayor parte por los medios de consumo, por la falta de una educación más multicultural y un sistema político capitalista donde las políticas sociales son un pilar fundamental para la estructura social del país.

Durante un viaje, Said notó que las representaciones occidentales sobre Asia, y en especial el Medio Oriente, tendían a retratar una imagen idealizada y exótica de dichos lugares. Dentro de estos discursos culturales, de manera indiferente o directa, existía un enorme desapego de la realidad donde, en ocasiones, se expresaba un sentimiento de superioridad cultural por los países que producían los medios de consumo; como era el caso de la percepción de Estados Unidos sobre Asía y China en la época de las películas de artes marciales o viajes a lugares exóticos.

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Pintura de Antonio Fabrés, «Arab Sentinel», en 1879. Ejemplifica la visión exótica de los extranjeros por Oriente. Recuperado de la página web «arabiaexotica».

ACTO 2 | LA PERSPECTIVA EUROCENTRISTA.

Podemos entender más fácil este tipo de percepción si utilizamos como ejemplo las repercusiones y el tipo de paradigma social que estableció el pensamiento eurocentrista hace tantos años. Semejante a lo que ocurre en el «Eurocentrismo», en el Orientalismo pareciera que el planeta estuviera dividido en dos realidades: el mundo civilizado caracterizado por el progreso histórico, la industrialización o sus semejantes, y el desarrollo económico; y el mundo estancado en el tiempo en el cual la modernidad no existe, o es más lenta, y en donde sus habitantes se encuentran entre lo primitivo y lo fantástico. El Orientalismo es, en otras palabras, un estilo de pensamiento que se basa en la distinción ontológica y cultural que se establece entre oriente y occidente.

Es una diferencia minúscula que da pie a toda una enorme variedad de creaciones que dan por hecho verdadero la percepción mínima que se tiene del Oriente. Como estragos de este hecho, es la cantidad de teorías, novelas, descripciones sociales e informes políticos relacionados con Oriente, sus gentes, sus costumbres y su mentalidad, que parece perdurar hasta nuestros días. Solo se tiene que elaborar una búsqueda mínima hacia los medios de comunicación y su percepción, por ejemplo, de Japón: siendo dominado por las creencias de tratarse de un país puramente tecnológico, futurista o servicial.

Said disecciona al Orientalismo de tres formas: como una disciplina, una ideología, y una forma de dominación Occidental. La primera hace sentido de aquellos individuos que estudian al Oriente, es decir, que los elementos tanto culturales, económicos y políticos de cualquier entidad de Oriente, se convierten en un objeto de estudio académico. La segunda definición es un énfasis en el poder de los discursos políticos, puesto que en la ideología es el discurso quien tiene la capacidad de construir la perspectiva de aquel que lo dicta, semejante a lo visto en el contexto del poder del discurso proveniente de Occidente que ve a Oriente como un «espejo invertido» de su sociedad y cultura, un «Otro», o un elemento exótico.

Quizás —desde mi punto de vista—, el más llamativo es la última definición: una herramienta occidental para dominar el Oriente. Esta presunción de Said se refiere a la manera en la cual las ideas, las culturas y las historias no se pueden entender ni estudiar seriamente sin entender al mismo tiempo sus configuraciones de poder. La relación entre Occidente y Oriente es una relación de poder, de un pasado histórico y de políticas nacionalistas que se han encargado de ejercer diferentes grados de hegemonía principalmente sobre Oriente.

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Por orden de aparición: Portada de la película «El Francotirador», de 2014, en IMDB. Portada de la película «Jarhead», de 2005, en IMDB. «La metamorfosis» de Franz Kafka, edición de la editorial «Planeta lector». «Pedro Páramo» de Juan Rulfo, edición de la editorial «RM».

ACTO 3 | AQUELLOS QUE DOMINAN AL «OTRO».

El Orientalismo es una forma de dominar el Oriente a partir de un conjunto de creencias e ideologías dentro de un discurso que contribuye a una distinción artificial entre la perspectiva de un Oriente inferior salvaje, y el Occidente superior moderno, dando pie a la legitimación de la expansión colonial e imperial; dando de ejemplos, tenemos durante la época de los 2000, la intervención estadounidense en Irak y la campaña mediática —tanto en los medio locales como el periódico y los noticieros, como lo fueron la creación de un subgénero de películas y series estadounidenses respecto a la cultura militar en el extranjero— que dominó el paradigma social desde 2003 hasta 2011 sobre la visión del Medio Oriente, como un lugar «devastado y salvaje».

El orientalismo puede definirse como la visión estereotipada que se tiene de los países pertenecientes a Oriente; una perspectiva en mayor medida distribuida y utilizada por Occidente. Este fenómeno no es un hecho aislado que afecta solo a Oriente. Ejemplos de este tipo de desapego cultural los podemos apreciar en la literatura latinoamericana y la visión eurocéntrica que parece tener Europa u Occidente sobre el género de fantasía y realismo. Por ejemplo, obras europeas tales como «La metamorfosis» o «El Retrato de Dorian Gray», parecieran ser fácilmente clasificadas dentro de la fantasía, mientras que obras latinoamericanas como «Pedro Páramo» o «Cien Años de Soledad», son apartadas bajo la etiqueta de «realismo mágico», siendo este género, uno que pareciera solo clasificar a obras culturales latinoamericanas o de dichas regiones. El Orientalismo es la exageración de la diferencia entre las culturas, de la perspectiva de una superioridad occidental y un paradigma cultural y social dominado por la colonización y el desapego de las realidades.

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—BIBLIOGRAFÍA—

  • W. Said, Edward. 2008. Orientalismo. España: Debolsillo.