Categoría: Cultural

Por: SALVADOR ANGUIANO GOMEZ / Fecha: septiembre 11, 2025

Se puede morir de amor. belleza pura

Analizaremos en este artículo cómo ha evolucionado el amor con el paso del tiempo.

¿Relaciones serias? No, gracias. Un vistazo al nuevo panorama del amor en México

Por Salvador Anguiano Gómez
15 de mayo de 2025


Introducción

El amor, ese sentimiento que ha inspirado canciones, novelas y películas, parece estar experimentando una transformación profunda en México. Mientras que generaciones anteriores aspiraban al matrimonio y a formar una familia, hoy una gran parte de la población joven —heterosexual y LGBTQ+ por igual— muestra un desinterés creciente por las relaciones formales o a largo plazo.

¿Es una crisis del compromiso o una evolución natural en la forma de vincularse emocionalmente? Este artículo explora las causas, consecuencias y perspectivas de este fenómeno que está redefiniendo el amor en el siglo XXI.


I. ¿Qué está pasando? Un cambio generacional en la forma de amar

1.1 El declive del matrimonio tradicional

Según cifras recientes del INEGI, en los últimos 10 años, el número de matrimonios registrados en México ha disminuido un 30%, mientras que los divorcios han aumentado de manera constante. Paralelamente, ha crecido el número de personas que deciden vivir solas o mantener relaciones informales.

1.2 Relaciones sin etiquetas

Los términos “situationship”, “pareja abierta”, “free”, “amigos con derechos” y “poliamor” son cada vez más comunes en el vocabulario amoroso de las nuevas generaciones. La necesidad de clasificar una relación como “seria” parece haberse debilitado ante un contexto social donde la libertad y el autoconocimiento se valoran más que el compromiso tradicional.

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II. Factores que explican el fenómeno

2.1 Cambios culturales y tecnológicos

La tecnología ha redefinido la forma en que las personas se conocen. Aplicaciones como Tinder, Grindr, Bumble y otras ofrecen opciones infinitas a un solo clic. Este acceso inmediato genera una “cultura del descarte”, donde basta con deslizar hacia la derecha o la izquierda para pasar al siguiente candidato.

2.2 Independencia económica y emocional

Hoy en día, muchas mujeres y hombres, tanto heterosexuales como homosexuales, ya no dependen de una pareja para sentirse realizados o seguros. El acceso al trabajo, la educación y los espacios de desarrollo personal les permite priorizar sus proyectos de vida antes que una relación.

2.3 Miedo al compromiso y traumas del pasado

Muchos jóvenes han crecido viendo relaciones disfuncionales o han vivido rupturas dolorosas que los llevan a evitar el compromiso por miedo a repetir esos patrones. “Mejor solo que en una relación tóxica”, afirman algunos.

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III. La experiencia LGBTQ+: libertad, pero también fatiga emocional

3.1 Más derechos, menos vínculos estables

Aunque el matrimonio igualitario es legal en casi todo el país, muchas personas dentro de la comunidad LGBTQ+ siguen prefiriendo relaciones casuales. Esto responde en parte a que, durante años, sus relaciones no fueron reconocidas legalmente y eso llevó a formas más informales de amar.

3.2 Grindr, el arma de doble filo

Grindr, una de las apps más usadas entre hombres gay, se ha convertido en un espacio tanto para encuentros como para desilusiones. “Conoces a alguien, hablan dos días y luego desaparece. Es agotador”, dice Eduardo, de 26 años, en Monterrey. Muchos viven una “fatiga de aplicaciones” que no les permite desarrollar vínculos profundos.

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IV. Impacto psicológico y emocional

4.1 La paradoja de la soledad

Aunque muchas personas dicen preferir la soltería, también reportan sentirse solas o emocionalmente vacías. Se busca la libertad, pero también se extraña la intimidad.

4.2 El amor líquido

El sociólogo Zygmunt Bauman habla del “amor líquido”: relaciones fugaces, cambiantes, que se evaporan ante el menor problema. En una era donde todo es inmediato, también lo son los vínculos afectivos.


V. Las redes sociales y el modelo irreal del “amor perfecto”

Instagram, TikTok y Facebook nos bombardean con imágenes de parejas aparentemente perfectas. Esta presión social genera expectativas poco realistas que, al no cumplirse, llevan a la decepción o a abandonar relaciones que podrían haber sido funcionales con más realismo y trabajo emocional.


VI. ¿Estamos ante una crisis o una evolución?

6.1 No todo es negativo

Aunque parezca alarmante, este fenómeno también refleja una mayor conciencia individual. Las personas hoy se conocen mejor a sí mismas, ponen límites, priorizan su salud mental y no se conforman con relaciones por obligación.

6.2 Nuevas formas de amar

Relaciones abiertas, poliamor, vínculos sin etiquetas y redes de apoyo afectivo están sustituyendo al modelo tradicional. El amor no ha desaparecido, solo se está transformando:
La pareja en 4 tiempos. como hemos cambiado a lo largo de la historia

1. Relaciones abiertas: el amor con acuerdos distintos

Las relaciones abiertas implican un vínculo romántico o afectivo donde las personas involucradas acuerdan que es válido tener otras relaciones sexuales o incluso afectivas fuera de la pareja principal. A diferencia de la infidelidad, aquí no existe el engaño: todo se basa en la comunicación, el consentimiento y el respeto mutuo.

En México, especialmente en contextos urbanos como CDMX, Monterrey o Guadalajara, las relaciones abiertas han ganado popularidad entre jóvenes adultos que no quieren renunciar a la libertad de explorar otras conexiones. Estas relaciones suelen cuestionar la idea tradicional de “una sola persona para toda la vida”, y en su lugar, proponen relaciones más flexibles, adaptables y sinceras.

Ventajas:

  • Fomenta una comunicación emocional profunda.

  • Se reconoce la diversidad de deseos humanos.

  • Rompe con la idea de que la pareja debe “completarlo todo”.

Desafíos:

  • Requiere gestión emocional, especialmente de los celos.

  • No es para todos: algunas personas se sienten inseguras.

  • A menudo es incomprendida socialmente.


2. Poliamor: amar a más de una persona a la vez

El poliamor es una práctica relacional basada en la idea de que es posible tener más de una relación amorosa al mismo tiempo, con el consentimiento y conocimiento de todas las personas involucradas. No es lo mismo que tener aventuras o ser infiel; se basa en valores como la honestidad, la transparencia, la responsabilidad emocional y la libertad.

En México, el poliamor ha ido ganando terreno entre colectivos jóvenes, activistas LGBTQ+, círculos universitarios y personas que se han sentido limitadas por la monogamia tradicional. En estas relaciones, se puede tener una pareja principal y otras secundarias (modelo jerárquico) o relaciones igualitarias sin jerarquías.

Aspectos clave:

  • Las emociones (amor, celos, confianza) se tratan abiertamente.

  • Requiere mucha introspección, diálogo y acuerdos.

  • Es común que se desarrollen redes de afecto complejas, como “polículas” o tríadas.

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3. Relaciones sin etiquetas: ¿somos o no somos?

Muchas personas hoy prefieren no definir su relación. No son “novios”, ni “pareja formal”, ni tampoco están “solamente saliendo”. En lugar de eso, están juntos de forma fluida, sin ataduras ni compromisos tradicionales. Esta tendencia se conoce popularmente como “situationships” o “relaciones sin etiquetas”.

Esta forma de vincularse surge, en parte, como una respuesta a la presión social por formalizar y encasillar los vínculos. Para algunas personas, etiquetar una relación puede generar ansiedad, expectativas no deseadas o incluso dañar lo que se está construyendo.

Ejemplos comunes:

  • Dos personas que se ven constantemente, se hablan todo el día, tienen intimidad, pero no se presentan como pareja.

  • Personas que dicen “no quiero nada serio”, pero aún así mantienen cercanía emocional con alguien.

Lo positivo:

  • Libertad emocional sin presión.

  • Permite explorar sin etiquetas rígidas.

Lo complejo:

  • Puede generar confusión y desbalance emocional.

  • A veces hay uno que quiere más compromiso que el otro.


4. Relaciones basadas en la amistad (friendships + romance)

Una tendencia creciente es que las amistades sean el núcleo principal de la vida emocional de las personas. Esto se ve en dos formas:

a) Amigos con derechos (Friends with Benefits)

Son amistades con una dimensión sexual, sin intenciones de avanzar hacia una relación romántica. Hay confianza, diversión, y se comparten momentos íntimos sin las responsabilidades de una pareja tradicional.

b) Amistades profundas como sustituto de la pareja

En muchas personas, sobre todo en generaciones jóvenes, las amistades cumplen el rol que antes tenía la pareja: compartir proyectos de vida, convivir a diario, brindar apoyo emocional, viajar juntos.

Esto refleja un cambio importante: la pareja ya no es el único centro del afecto.

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5. El amor propio como forma de relación

En tiempos donde la salud mental y la autonomía son prioridad, cada vez más personas optan por enamorarse de sí mismas antes que buscar una pareja. Esta decisión no implica soledad o egoísmo, sino una valoración de la independencia y el bienestar emocional.

Muchas personas se enfocan en sus metas, estudios, cuerpo, espiritualidad o pasatiempos. Esta forma de amar también incluye poner límites, sanar traumas, salir de relaciones tóxicas, o incluso decidir no tener pareja nunca.

¿Por qué ocurre esto?

  • Por decepciones amorosas pasadas.

  • Por el deseo de no depender emocionalmente de alguien.

  • Por convicción de que el amor no lo es todo en la vida.

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6. Relaciones queer o no convencionales

La comunidad LGBTQ+ ha sido pionera en repensar los modelos tradicionales de pareja. Las relaciones queer (no normativas) desafían roles de género, ideas de exclusividad, y el concepto de “para siempre”.

Características:

  • Pueden tener dinámicas abiertas o fluidas.

  • No hay expectativas basadas en estereotipos hombre-mujer.

  • A menudo se enfocan en el acompañamiento, el cuidado mutuo, y la creatividad compartida.

Estas relaciones han demostrado que el amor puede ser libre, sin dejar de ser comprometido.

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7. Parejas que viven separadas (LAT: Living Apart Together)

Cada vez más personas optan por amar sin convivir bajo el mismo techo. Esta modalidad, conocida como LAT, permite mantener una vida en pareja mientras se respeta el espacio individual.

Motivaciones comunes:

  • Evitar la rutina o desgaste de la convivencia.

  • Cuidar la autonomía personal.

  • Repartir el tiempo entre la pareja, el trabajo, los hijos o los amigos.

Este modelo rompe con el mito de que el “verdadero amor” implica vivir juntos, compartir cama y casa. Para muchos, vivir separados fortalece el vínculo.


8. Redes afectivas múltiples: más allá de una sola persona

Muchas personas hoy encuentran afecto y sentido de pertenencia no en una sola pareja, sino en un grupo o comunidad cercana. Esto puede incluir:

  • Amigos muy cercanos.

  • Personas con quienes comparten proyectos de vida.

  • Exparejas con las que siguen conviviendo afectivamente.

  • Mentores, compañeros artísticos, colegas.

Estas redes permiten que el amor no se concentre en un solo ser humano, sino que se distribuya entre quienes nos hacen sentir seguros y valorados.


9. Relaciones digitales o a distancia

Con la globalización digital, muchas personas viven romances a través de pantallas. Desde aplicaciones de citas, hasta parejas que se conocieron en videojuegos, redes sociales o foros, el amor ya no requiere presencia física inmediata.

A pesar del escepticismo, las relaciones digitales pueden ser intensas y significativas. Muchas culminan en encuentros presenciales, convivencia y hasta matrimonios.

Desafíos:

  • Diferencias de horario y cultura.

  • Falta de contacto físico.

  • Riesgo de idealizar al otro.

Fortalezas:

  • Comunicación constante.

  • Creatividad para mantener la conexión viva.

  • Mayor introspección emocional.

  • Relacion a distancia cuando el amor atraviesa fronteras

10. Slow love: amor consciente y sin prisa

El slow love propone desacelerar el proceso amoroso. En lugar de querer “algo ya”, las personas se toman el tiempo para conocerse, comprenderse y construir confianza antes de formalizar algo.

Es una respuesta a la cultura del “amor rápido” promovida por apps, redes sociales y películas. Este tipo de amor valora la compatibilidad emocional, la paciencia y el crecimiento personal compartido.

Características:

  • Se evita la idealización.

  • Se prioriza la compatibilidad real.

  • No hay presión por definir rápido la relación

CONCLUSIÓN

El amor no ha muerto, pero ha evolucionado. Las nuevas generaciones, tanto heterosexuales como LGBTQ+, ya no siguen las reglas tradicionales del romance. Hoy se ama desde la libertad, el consentimiento, la conciencia emocional y el deseo de sanar.

Estas formas de amar no son mejores ni peores que el amor romántico tradicional: simplemente son distintas, y reflejan una sociedad que cambia, que cuestiona y que busca nuevas formas de conectarse.