Actualidad y vigencia del pensamiento de Paulo Freire
Presentación:
En los últimos años, el modelo educativo en el país ha sufrido cambios conceptuales y metodológicos que implican una noción diferente del quehacer docente al enfocar el hecho educativo desde una perspectiva crítica, dejando atrás un modelo por competencias, lo que significó la modificación de Planes y Programas de estudio en la educación básica. Dentro de este nuevo paradigma pedagógico emergió la figura de Paulo Freire como una alternativa teórica capaz de fundamentar las orientaciones político-ideológicas, la didáctica y su aplicación directa en los estados del conocimiento. De la misma manera se editaron, publicaron y distribuyeron sus obras completas en todas las escuelas del país, destacando por su trascendencia la Pedagogía del oprimido y la Educación como práctica de la libertad.
El artículo que a continuación se presenta en dos partes tiene como propósito reconocer el contexto donde surge la obra de Freire, así mismo caracterizar la condición de opresión en la educación y a su vez distinguir con claridad una posibilidad de superación de dicha condición. También este texto en su primera parte proyecta la nueva condición opresor- oprimido en el mundo virtual. En el segundo apartado, el artículo describe cómo el anhelo y el miedo a la libertad se presentan a modo de contradicción dialéctica en el ámbito educativo: por un lado, la necesidad de pensar – actuar de manera autónoma, consciente; y por otro, atender la responsabilidad que implica el compromiso tanto del educador como del educando en una práctica educativa transformadora y libre.
I.- La experiencia de conocer el mundo para transformarlo
a).- Introducción y Contexto:
Terminada la Segunda Guerra Mundial y la atrocidad que representó el holocausto (después deAuschwitz escribir poesía es un acto de barbarie, estimó Adorno) las alternativas que orientaron el devenir económico -político del planeta en las próximas décadas se bifurcaron en capitalismo y libre mercado o comunismo y control estatal de la riqueza, de esta manera ambos proyectos sentaron las bases de su desarrollo en la amalgama racionalista: ciencia – tecnología para la producción de bienes de consumo e infraestructura, la carrera armamentista y la conquista del espacio, esto significó la división del globo terráqueo en bloques ideológicamente irreconciliables (comunista y capitalista) para el control geo-estratégico de los recursos energéticos principalmente, de hecho a este fenómeno expansionista se le conoce como “la Guerra Fría”.
Al llegar a la década de los años 60s del siglo pasado, la experiencia comunista enfrentaba críticas a una interpretación errónea del marxismo que hacía “la dictadura del proletariado” soviética, cuyo proyecto revolucionario no era más que una burocracia parasitaria que negaba libertades y violentaba derechos en aras de un supuesto bien común. De la misma manera, el liberalismo económico y la propiedad privada eran las fachadas del saqueo y la expansión que reproducía el neoimperialismo representado por la clase militar-política y económica de USA a través de las corporaciones anónimas.
En ese momento de la historia, entre los dos polos hegemónicos, también debatían su futuro los países llamados del “tercer mundo”, que se encuentran en Asia, América Latina y África, los cuales experimentaban momentos de reflexión y acción con orientaciones políticas propias en base a su realidad específica, que en algunos casos se concretaron en la lucha armada por Liberación Nacional, como en Vietnam, Cuba y Argelia. En el panorama específico de América Latina se pueden reconocer dos eventos que conmovieron la conciencia de una generación que, mirando el horizonte de la utopía revolucionaria, se sintió identificada y pasó de la reflexión crítica a la praxis auténtica.
La Primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano, celebrada en Río de Janeiro en el año de 1955, en su Declaración final reconoció en la opción por los pobres el papel espiritual y liberador del Evangelio; en consecuencia, delegó a la educación popular la tarea de realizar dicha obra. El otro evento fue la épica Revolución Cubana de 1959, en donde sus protagonistas se reconocieron en un diálogo auténtico con las masas y juntos, de manera crítica, leyeron la realidad y la transformaron. En ese contexto, tanto internacional como regional, aparece la figura de Paulo Freire, quien desde Brasil recorrió el mundo con la Educación Liberadora y la Pedagogía del Oprimido como resultado de una experiencia sin igual en el campo de la educación popular.
b.- Superar la contradicción opresor-oprimido, primera condición para transformar el mundo
La propuesta educativa de Paulo Freire conjuga la teoría y la práctica en un andar permanente, donde una no se concibe sin la otra para ilustrar el fenómeno educativo y con ese acto de amor transformar el mundo, hecho que simultáneamente se reproduce en la sociedad e incluso muestra al desnudo la contradicción que la situación opresora genera. Es decir, Freire parte del método marxista, adaptado al contexto latinoamericano con una reflexión fresca que sugiere para el estudio de la sociedad deducir la premisa sobre su devenir a partir de la continua lucha de clases motivada por la materialización de la dialéctica y la historia, como lo demuestra la teoría de la acción liberadora-revolucionaria.
Reconocer y problematizar, más que diferenciar o relacionar, la contradicción entre opresores y oprimidos es el punto de partida del método de concienciación que utiliza Freire para la superación de la condición que estructura el pensamiento de los oprimidos y reconoce en el opresor un antagonista, lo que no significa luchar por la superación de la contradicción, ya que dicha superación requiere de una pedagogía que se despliegue en antropología y permita distinguir de manera consciente la figura del trabajo en la modelación de la condición humana y el papel que como actores desempeñan los seres humanos, ya sea en su carácter de oprimido o de opresor.
Para Freire, la praxis, es decir, la acción de los hombres sobre el mundo, es el punto cardinal del proyecto liberador, ya que sin ella es imposible la superación auténtica de la contradicción opresor-oprimido; a saber, solo así la realidad opresora sale a la luz; por lo tanto, el ser humano consciente actúa sobre ella al objetivizarla por medio de la praxis. Es ahí donde la inserción crítica del oprimido es determinante, puesto que el camino de la liberación exige total responsabilidad de los oprimidos al luchar como humanos que son y no como objetos.
En Freire se puede apreciar que solo de manera crítica es posible aspirar a cambiar el estado de las cosas, esto es, superar las condiciones de opresión y marginación de los pueblos, misma que los opresores no están dispuestos a aceptar ya que fueron formados en los privilegios, no obstante la superación de la contradicción no se logra solo en el acto de consumir ideas, sino de leer y problematizar la realidad instaurada por esos opresores y las tareas que la liberación requiere, como es el caso de la educación que libera a los oprimidos, aquellos que aspiran a redimirse, ese es el parto que trae al mundo a los hombres nuevos, liberándose de la situación concreta de opresión, por esta razón ya no hay ni opresor ni oprimido sino hombres liberándose, no como un acto idealista que puede provocar que ellos mismos se transformen en opresores de otros, más bien como producto de la praxis revolucionaria y su acción liberadora que descubrió el mito que alimenta la realidad opresora.
Freire reconoce de manera crítica la razón que conlleva la necesidad de superar la condición opresora mediante una autentica lucha de los oprimidos que no es posible realizar al margen del diálogo ya que a través de este los hombres rompen esquemas verticales mientras que el cambio cultural se aproxima provocado por la educación liberadora, a partir de la dialéctica como un proceso de introspección del ser humano para encontrar las pautas que los opresores han impuesto como sombra a la conciencia dependiente del oprimido, que intenta expulsar esa sombra cuando se da cuenta de ella y luego intenta llenar el vació con la autonomía y la responsabilidad sin las cuales sabe que no será libre y seguirá sometido siendo incapaz de superar su dependencia.
En la propuesta de Freire el fenómeno educativo liberador debe ser entendido como un acto político que sirve de instrumento metodológico para superar la contradicción opresor oprimido, que si bien conlleva una estrategia de investigación ésta se presenta por medio de un diálogo con las masas populares que propicia la reflexión acción como un “acto cognoscente sobre un objeto cognoscible”, lo que propicia una acción cultural liberadora, en todo caso los mitos creados por la estructura opresora caen, dando lugar a logos-epistem como una unidad que permite el cambio de percepción del mundo y sobre todo superar la contradicción a partir del método dialéctico el cual proyecta como síntesis al hombre nuevo que nace de dicha superación de la contradicción estructural que impedía al oprimido avanzar en su camino rumbo a la liberación.
Otro punto a considerar en la síntesis que hace Freire del método dialéctico como herramienta de liberación del oprimido es la alfabetización de adultos, que tenía como finalidad principal la de “hacer posible que el adulto aprendiera a leer y escribir su historia, a reconocerse en la realidad del mundo de explotación” (Escobar:1985:p. 25) al que estaba sometido y no solamente a recibir a manera de depósito y de forma pasiva la información alfabética que le permitiera el manejo de la lecto-escritura y así decodificar los mensajes que los opresores querían que recibiera y aprendiera para facilitar su acción explotadora. Expresar la vida a través de la palabra al margen de la alienación y del analfabetismo es una condición fundamental en la búsqueda del camino de la revolución, esto es la superación absoluta de la contradicción opresores -oprimidos, y sobre todo cuando hombres y mujeres, LGTB y más, libremente sean capaces de decir lo que piensan y conquistar el derecho a decidir conscientemente el devenir de su existencia.
c.- Breve reporte de actualidad sobre la condición opresor-oprimido.
A la par de Freire en el continente africano Frantz Fanon establecía un diálogo crítico con las masas en la búsqueda de alternativas a la condición de opresión que vivían los pueblos de África primigenia y escribió una pieza célebre llamada Los condenados de la Tierra, en donde señalaba la contradicción opresor oprimido a partir de la condición de raza, color de piel y ser esclavo, y enfatizaba que “hay que cambiar el color de la piel, desarrollar un pensamiento nuevo, tratar de crear el hombre nuevo”, es decir denunciaba la mítica y simbólica condena por nacer en un lugar específico y que eso fuera lo que determinaba la condición humana, en la actualidad la condena es la pantalla (Los condenados de la pantalla escribe la Filósofa Hito Steyelr) territorio en donde, del mismo modo que la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel o la condición opresor oprimido de Freire, el ser humano contemporáneo ha delegado su existencia a un mito, a una sombra que somete y que vuelve a los hombres en seres incapaces de hacer una lectura crítica de la realidad, esto demuestra el inmenso engranaje de la estructura de dominación en tiempos de la globalización neo liberal.
El analfabetismo tecnológico en el mundo digital actual es una condición de opresión; incluso la dictadura del algoritmo se recrea en la minería de datos al amparo de nuestra autorización, y ya como oprimidos adaptados a la condena de la pantalla, la privacidad no es más que la cuota que la sociedad del espectáculo exige. En conclusión, en la actualidad es deber indispensable del educador popular virtual explicarle a las masas, a través de un diálogo crítico, las relaciones subjetivas que se establecen en el mundo virtual y lo que impide una verdadera educación liberadora que despoje de esa condena, que dicho sea de paso, el sometimiento que genera la dictadura del algoritmo día a día penetra en la conciencia humana al grado de señalar, a manera de desánimo colectivo y reconocimiento falso de la realidad, que nada se puede hacer. (Continuará…).
Omar Olivera Espinosa
