Categoría: Tecnología

Por: MARLENE ESTEFANIA VENEGAS MUÑOZ / Fecha: octubre 20, 2025

La fama digital de los niños influencers es un fenómeno en auge que mezcla creatividad, negocios y riesgos para su desarrollo y bienestar.

En la última década, los niños influencers han pasado de ser una curiosidad en internet a convertirse en protagonistas de un fenómeno global. Con millones de seguidores en plataformas como YouTube, Instagram o TikTok, estos menores generan contenido que atrae la atención de marcas y audiencias de todo el mundo, convirtiéndose en figuras públicas a una edad en la que tradicionalmente la vida privada era resguardada.

Si bien para muchos usuarios representan entretenimiento y frescura, cada vez son más las voces que cuestionan la delgada línea entre la diversión y el aprovechamiento.

La constante explotación de la vida infantil en redes sociales plantea preguntas sobre privacidad, bienestar y derechos de los menores, quienes muchas veces forman parte de un modelo de negocio que depende de su imagen y popularidad. Lo que comenzó como un pasatiempo familiar se ha transformado en una industria digital centrada en la infancia, que hoy exige reflexionar sobre sus implicaciones sociales y éticas.

En la era de las redes sociales, cada vez más niños y niñas producen contenido que llega a una amplia audiencia. Según educo.org, estos menores generan videos, fotografías, textos y otros materiales que, en muchos casos, proporcionan un beneficio económico a sus familias mediante contratos publicitarios, patrocinadores o venta de productos.

No obstante, esta exposición pública no está exenta de riesgos. El éxito de los niños influencers puede parecer un cuento de hadas moderno: su capacidad de influir en tendencias y comportamientos es notable. Sin embargo, detrás de cada publicación viral hay un trabajo constante y la presión de cumplir con las expectativas de una audiencia global.

La fama en línea convierte su vida cotidiana en un escenario donde cada acción y palabra es observada y juzgada, afectando su privacidad e identidad personal. Muchos de estos menores también enfrentan acoso en línea y dificultades para separar su vida pública de su vida privada.

Según los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI), en México residían 28.4 millones de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años, de los cuales 3.7 millones (13.1%) se encontraban en condiciones de trabajo infantil (ENTI 2022). De este total, un 39.8% eran niñas y 60.2% niños, con mayor incidencia en el grupo de 15 a 17 años (48.9%), seguido de 10 a 14 años (40.4%) y de 5 a 9 años (10.8%).

Las actividades de trabajo infantil son muy variadas: desde labores de campo, actividades extractivas, manufacturas y construcción, hasta la venta de productos y servicios. Sin embargo, muchas actividades en línea no son reportadas como trabajo por los padres, ya que se presenta como un hobby o entretenimiento, lo que oculta un fenómeno creciente de explotación digital infantil.

Mientras el mundo celebra la creatividad y el talento de estos jóvenes, especialistas y autoridades advierten que es necesario poner límites y garantizar su bienestar. La fama digital puede ser una oportunidad, pero también implica riesgos significativos que requieren vigilancia, acompañamiento familiar y regulación para proteger la salud emocional y los derechos de los niños y niñas.

La popularidad en redes sociales puede parecer un sueño para muchos niños y niñas, pero detrás de la fama digital se esconden presiones, riesgos y responsabilidades que no siempre son visibles. Proteger su bienestar emocional y garantizar que su trabajo no comprometa su desarrollo deben ser prioridad para familias, educadoras y autoridades. Solo así será posible que estos jóvenes talentos crezcan con seguridad, disfrutando de su creatividad sin sacrificar su salud ni su infancia.