Categoría: Salud

Por: MARLENE ESTEFANIA VENEGAS MUÑOZ / Fecha: diciembre 18, 2025

La era digital nos conecta como nunca antes, pero también incrementa la soledad, afectando la salud y recordando la importancia de los vínculos humanos reales.

En un mundo hiperconectado, donde los mensajes llegan en segundos y las redes sociales prometen compañía constante, la soledad sigue siendo una de las experiencias más comunes de nuestra época. Paradójicamente, mientras la tecnología multiplica las formas de interacción, muchas personas se sienten cada vez más aisladas detrás de sus pantallas. La era digital ha transformado la manera en que nos relacionamos, pero también ha abierto un debate sobre el vacío emocional que puede esconderse tras la inmediatez de un clic.

Según el portal psiquiátrica.com, vez más estudios señalan que el uso excesivo de las redes sociales podría estar alimentando la soledad en plena era digital. Aunque estas plataformas prometen acercarnos, la realidad muestra un panorama distinto: la comparación con vidas aparentemente perfectas, la reducción de encuentros cara a cara y la dependencia compulsiva de las pantallas pueden terminar generando un fuerte sentimiento de vacío.

La soledad no solo se refleja en el estado de ánimo. Especialistas advierten que este aislamiento tiene efectos directos en la salud: aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, favorece la aparición de depresión y ansiedad, acelera el deterioro cognitivo e incluso debilita el sistema inmunológico. En otras palabras, sentirse solo en un mundo hiperconectado puede tener consecuencias mucho más profundas de lo que imaginamos.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el grupo de edad que más horas reportó usar internet en 2024 fue el de 18 a 24 años, con un promedio de 5.7 horas por día. Le siguió el de 25 a 34 años, con 5.6 horas, y después el de 35 a 44 años, con 4.7 horas. A nivel nacional, el promedio diario fue de 4.4 horas.

El principal uso que dieron los internautas a la red fue para comunicarse (93.0 %), acceder a redes sociales (90.4 %) y llevar a cabo actividades de entretenimiento (89.0 %).

En definitiva, la era digital ha logrado acercarnos con un clic, pero también nos recuerda la importancia de los lazos reales y de las conversaciones cara a cara. La soledad, más que un problema individual, se ha convertido en un desafío social que exige repensar la manera en que usamos la tecnología y poner en el centro las conexiones humanas que sostienen nuestro bienestar.