“Panem et circenses” (en español “pan y circo”) es una expresión latina que significa “pan y juegos”, La frase proviene de las Sátiras de Juvenal, un poeta romano, quien la usó para criticar la forma en que el gobierno romano mantenía al pueblo distraído y contento con comida y espectáculos, en lugar de abordar sus problemas reales.
En la actualidad, “pan y circo” se utiliza para describir la práctica de gobiernos que se enfocan en satisfacer las necesidades inmediatas y superficiales de la población, como la alimentación o el entretenimiento, para evitar que se preocupen por cuestiones políticas, sociales o económicas más importantes.
Desde épocas remotas, el hombre ha vivido en sociedad, formando parte de comunidades nómadas y asentándose luego en aldeas y poblados mayores. Con los años pasó a organizarse en pueblos, ciudades, y finalmente, naciones, siendo innumerables las interacciones que ha establecido. Para garantizar su supervivencia, el ser humano ha tenido que involucrarse con el ecosistema que le rodea, formando parte de una cadena trófica probablemente interminable y estableciendo múltiples tipos de relaciones, no siempre beneficiosas.
Las relaciones que tienen los seres humanos entre sí. Las relaciones humanas, los seres humanos, poseemos una necesidad innata de pertenencia y de compartir. Somos una especie que naturalmente busca la conexión. Pero la conexión es muy difícil de lograr y fácil de romper. Vivimos una época donde los avances en la tecnología nos permiten conectarnos, pero, paradójicamente, también nos divide.
La creciente influencia de la tecnología y las redes de comunicación ha generado un impacto significativo en nuestras relaciones humanas, alterando la forma en que nos conectamos, interactuamos y percibimos el mundo que nos rodea.
Los dispositivos móviles, las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea nos han proporcionado una forma rápida y fácil de comunicarnos, independientemente de la distancia geográfica que nos separe.
La conectividad también ha tenido un profundo impacto en la forma en que nos relacionamos y construimos nuestras identidades. Las redes sociales y los medios en línea han creado un nuevo espacio virtual donde las personas pueden interactuar, compartir ideas, opiniones y experiencias. Estas plataformas han ampliado nuestras oportunidades de conexión social, permitiéndonos conectarnos con personas afines a nuestros intereses, así como descubrir nuevas perspectivas y culturas.
Sin embargo, a pesar de los beneficios evidentes de la conectividad, también ha surgido un debate en torno a sus repercusiones negativas en nuestras relaciones humanas. El aumento de la dependencia de la tecnología y la comunicación en línea ha llevado a una disminución en las interacciones cara a cara y una disminución en la calidad de nuestras relaciones personales
Necesitamos interactuar con otros seres humanos para sobrevivir y prosperar. Pero no solo se trata de supervivencia, la conexión humana también tiene un impacto significativo en nuestro bienestar personal. Los vínculos íntimos o cercanos del individuo, en los que no hay un interés o una necesidad previa que haya dado lugar a esa relación, sino que los une el amor, el afecto o el aprecio por su calidad humana.
Hemos aprendido a seguir de largo con nuestras vidas, dejando de lado las realidades de los demás por sentirlas ajenas a las nuestras y así, progresivamente y sin darnos cuenta, nos vamos deshumanizando.
Aunque se sabe que nuestro estilo de vida es perjudicial para el planeta, pasamos por alto todo ello y nos enfocamos solo en nuestros intereses o el de nuestros cercanos.
El arte desaparece cuando se convierte en trabajo, ahora las máquinas hacen esa función, los hombres son perezosos.
Mira a cualquiera en cualquier lugar y dime donde termina el humano y empieza la máquina. Todo el mundo está tan conectado a las máquinas que ya no hay diferencia
El mundo en el que ahora vivimos nos ha enseñado que todo debe llegar de inmediato. Un ejemplo sería la comida: rápida,, fácil y lista para comer, aun cuando nuestra naturaleza está hecha para cosas más simples frutas, nueces y comida real.
Vivimos sentados entre, el celular, la televisión y la computadora, sobre estimulados. Notificaciones, pantalla, ruido y comida por todos lados, comemos sin hambre; por ansiedad o aburrimiento, ingerimos más de lo necesario y como no hay esfuerzo, tampoco hay satisfacción.
En esta era, todo se trata de entretenimiento sin propósito ni dirección, la mayoría se conforma con sentir placer sin aportar nada a un logro mayor como sociedad.
La vida moderna, comida rápida, casas cómodas, autos y aparatos que hacen todo con solo apretar un botón. Un diseño para hacernos la vida más fácil, más práctica y autosuficiente.
Tanto la civilización avanza, su esencia nunca cambia. Para disfrutar de los resultados, sin reflexionar sobre el proceso.
A medida que pasan las décadas el mundo se consume más en el individualismo y las comparaciones
El avance tienes beneficios, la modernidad nos ofrece una vida más práctica y segura, el problema surge cuando los avances tecnológicos diseñados originalmente para hacer la vida más cómoda y eficiente alcanzan un punto de excesivo dominio.
Existe un peligro en la dependencia desmedida de la tecnología, incluso aquella que se considera beneficiosa, la tecnología diseñada para hacer más cómoda y eficiente la vida alcanza un punto de excesivo.
Alguien está más seguro hoy en día, las corporaciones y consorcios están resolviendo los problemas, creándoles. Sabemos lo que es verdad, lo que es real, tus pensamientos podrían no ser tuyos.