Categoría: Cultural

Por: LEONEL FELICITOS MENDOZA MARTINEZ / Fecha: agosto 25, 2025

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La frase "La vida está llena de dolor y que la búsqueda de la felicidad es una lucha constante" refleja una perspectiva filosófica.

Introducción

Imagina un futuro donde la humanidad, habiendo contaminado la tierra, ha emigrado el espacio y se ha acostumbrado bastante a su nueva era. Pero la humanidad, incluso aquí en el espacio, continúa repitiendo su historia de guerra, tal como lo hizo en la tierra. Quizás esa sea la reacción instintiva de la gente que intenta adaptarse a su nuevo entorno y curarse de su propia necedad.

Los seres humanos parecemos inmersos en ciclos de violencia y conflictos constantes, repitiendo los mismos errores una y otra vez. El problema es tan antiguo que quienes viven la problemática en el futuro no pueden resolverlo. No se trata de una lucha del bien contra el mal, sino de distintos puntos de vista, un ciclo de violencia que se repite una y otra vez a lo largo de su historia. Uno de los grandes problemas de la humanidad es la eterna espiral de odio y guerra eterna que siempre la aqueja, son las grandes historias las que nos ponen de frente con los límites que tenemos como seres humanos. Los conflictos entre seres humanos tal vez nunca terminen, es trabajo de todos resistir esa espiral.

Entrar en conflicto es parte de la esencia de la humanidad, el humano no puede ser absolutamente controlado y muchas veces es el artífice de su propia destrucción, pero nadie puede tener el poder de detenerlo porque está en la naturaleza humana el tener esos comportamientos.

Los humanos son complejos, temen aquello que no conocen y pelean por aquello que no tienen, lo que hace peligrosos a los humanos es el desconocimiento, ya que un humano piensa que el desconocimiento sobre los demás es peligroso. El problema es el conflicto de diferentes formas de ver la vida y el desconocimiento de las intenciones de los otros. Un ciclo impulsado por una falta de aprendizaje y comprensión entre las diferentes facciones y grupos.

La segregación

Desde que Caín mató a su hermano Abel y regó sus campos con su sangre, el mayor temor del hombre ha sido el prójimo. El miedo de la humanidad a sí misma es extremadamente poderoso, la trágica insignificancia del conflicto interhumano.

Muchas veces las personas no son juzgadas por lo que son, sino por el pasado de su grupo. Cargan con conflictos heredados aunque no hayan vivido en esa época o participado en esos hechos, terminan siendo tratadas como si fueran responsables.

La teoría de la identidad social, desarrollada por Henri Tajfel, explica cómo los individuos se definen a sí mismos en función de sus membresías grupales, como la nacionalidad, la religión o la clase social. Sugiere que las personas buscan mejorar su autoestima identificándose con grupos internos y diferenciándose de grupos externos. Esto puede llevar al favoritismo grupal, a los prejuicios y a los estereotipos, ya que las personas favorecen a quienes pertenecen a su propio grupo.

Un ingroup es un grupo social al que un individuo se identifica psicológicamente como miembro, con un sentido de pertenencia y un apego emocional positivo. Algunos ejemplos son la familia, los amigos, los equipos deportivos o una identidad cultural compartida. Un outgroup es un grupo social con el que una persona no se identifica, e incluso puede sentir oposición o resistencia. Los outgroup suelen percibirse como “ellos”, en contraste con el “nosotros” del ingroup.

Existe una tendencia en las personas a favorecer y dar un trato preferencial a los miembros de su propio ingroup. Esto puede manifestarse de diversas maneras, como asignarles más recursos, estar más dispuestos a ayudarlos o incluso justificar su comportamiento negativo.

Por el contrario, existe una tendencia a percibir a los outgroup de forma más negativa, lo que puede generar prejuicios, discriminación e incluso hostilidad. Este sesgo puede verse alimentado por estereotipos, la percepción de homogeneidad del outgroup (considerarlos a todos iguales) y un enfoque en los aspectos negativos del comportamiento de sus miembros.

La dinámica ingroup y outgroup es evidente en diversos contextos sociales, como rivalidades deportivas, afiliaciones políticas, divisiones raciales y étnicas o incluso simplemente círculos sociales diferentes.

La opresión no tiene mucho que ver con los genomas, todos tienen derecho a ser libres. La lucha es entre oprimidos y opresores, no importa el cuerpo que posean. Por ejemplo, están los horrores que sufrieron los judíos en la Segunda Guerra Mundial; pero hoy en día, una parte de la comunidad judía está del lado de los opresores y no de los oprimidos. O la gran tragedia de 1994, en donde la etnia Hutu cometió un crimen atroz en contra de los Tutsis, dando como resultado casi un millón de muertes.

Biológicamente no existen las razas humanas, si bien hay diferencias, como el color de piel, genéticamente son tan pequeñas como la diferencia que existe entre una persona alta y una baja. El concepto de raza es una idea basada en características físicas superficiales como el tono de piel, la lengua, la religión, etc.

Todos tenemos sangre roja en nuestras venas, todos soñamos, nos alegramos, sufrimos como seres que piensan y sienten.

No todos los que son distintos representan un peligro, algunos pueden ser amigos, el problema no es que los grupos sean diferentes, sino que las diferencias generan prejuicios, los prejuicios llevan a la desconfianza y la desconfianza a levantar barreras.

El ser humano, para garantizar su supervivencia, vive en sociedad, formando múltiples tipos de relaciones, no siempre beneficiosas. Por ejemplo, la discordia y repulsión que nacen cuando dos cosas entran en contacto. El conflicto es la parte donde aquellas acciones y reacciones ocurren. Dos niños se encuentran en un pueblo. Son dos existencias diferentes. Es un encuentro entre dos individuos diferentes. “Ese chico no soy yo”, “yo no soy ese chico”, una de esas cosas acaba produciéndose un conflicto. Pero claro, solo porque ellos se encuentren no significa que habrá conflicto.

También puede haber resultados positivos, como convertirse en amigos. Pero es por lo que el conflicto es solo una parte de estos resultados positivos.

El conflicto es una forma de relacionarse, pero eso no significa que todas las relaciones sean un conflicto. Amistad o mutuos conocidos existen en este mundo. Otro ejemplo, podría ser vivir relaciones de manera simbiótica en las que el interés por la otra persona pudiese anular por completo sus necesidades e individualidad.

Todo esto sucede simplemente porque en nuestro día a día nos encontramos oscilando entre dos necesidades fundamentales: tener vínculos con los demás y, al mismo tiempo, mantener la propia singularidad.

Es natural que en nuestra sociedad y en nuestras vidas diarias nos encontremos con problemas desafiantes, personas con puntos de vista opuestos y relaciones complicadas, no se trata de negar la realidad de los conflictos, sino de cómo podemos enfrentarlos desde una perspectiva mas armónica y compasiva.

Como seres humanos todos buscamos la felicidad y el bienestar; tenemos el potencial de mostrar comprensión mutua y compasión hacia los demás; al reconocer esto podemos disolver las fronteras emocionales que nos separan y construir relaciones más especiales.

La Voluntad de Vivir

La Voluntad de Vivir, el concepto de Arthur Schopenhauer, trata de una fuerza irracional y absurda que nos impulsa a ir hacia adelante y a sobrevivir en una existencia que Schopenhauer creía cruel, la culpable de que nos enamoremos, con la intención de, eventualmente reproducirnos. Esta voluntad, sin embargo, es vista como una fuente de sufrimiento, ya que la vida se caracteriza por la lucha constante por la supervivencia y por el dolor que acompaña a la existencia. Es el resultado de la tensión entre la voluntad y la imposibilidad de satisfacerla completamente.

La visión de Schopenhauer es profundamente pesimista, pues no ve la posibilidad de alcanzar la felicidad duradera o de encontrar un significado trascendente en la vida.

Schopenhauer considera que la única forma de escapar del sufrimiento es a través de la renuncia a la voluntad de vivir y la búsqueda de la tranquilidad que se encuentra en la contemplación y el conocimiento.

La experiencia estética, especialmente a través del arte, permite un breve escape de la voluntad y un acceso a las ideas, ofreciendo una comprensión más profunda de la realidad.  La contemplación de la belleza, al detenerse en la singularidad y la idea de un objeto, permite una comprensión más profunda de la realidad, una especie de “contemplación mística”.

La compasión, al reducir el egoísmo, disminuye el sufrimiento individual y colectivo. Al empatizar con los demás, se disminuye el egoísmo que alimenta la voluntad de vivir y su consiguiente búsqueda de satisfacción, la cual es, según Schopenhauer, una fuente de sufrimiento.

La ascética resignación, al negar la voluntad de vivir, conduce a la liberación total del ciclo de sufrimiento. Al renunciar a la búsqueda de satisfacción y al deseo de vivir, se rompe el ciclo de sufrimiento y se alcanza la liberación.

Conclusión

No existe algo como una utopía o un mundo libre de conflicto, todo el mundo es egoísta, es parte de nuestra naturaleza, está codificado en nuestro cerebro. Necesitábamos ser egoístas cuando vivíamos en las cavernas y todavía lo tenemos dentro de nosotros, hay gente que es menos egoísta que otra, pero todo el mundo hace lo que hace porque le genera un beneficio directo o indirecto. Pero, con trabajo y disciplina, mirando los errores del pasado, no para condenar, sino para aprender de ello. Porque si el egoísmo es natural, también lo son la compasión y el amor.