Categoría: Filosofía

Por: FERNANDO SOLORZANO MARTIN DEL CAMPO / Fecha: agosto 14, 2025

Heidegger

Heidegger vincula la nada al ser; la angustia revela su presencia. La metafísica surge al cuestionar la existencia del ente y su sentido.

Heidegger vincula la nada al ser, la angustia revela su presencia y la metafísica surge al cuestionar la existencia del ente y su sentido.

 

Podríamos decir, en primera instancia, que Heidegger plantea que la metafísica debe centrarse completamente en la pregunta por el ser, y que este se encuentra ligado al tiempo y al espacio. Todo parece indicar que todo gira alrededor del ente, es decir, del hombre. El centro de todo es el ente mismo y nada más, ya que el ente hace referencias, corrige, guía y deduce (Heidegger, p. 59). Por lo tanto, podemos afirmar que el ser es el objeto de estudio de la metafísica, puesto que no existe otro objeto de mayor valor e importancia que el mismo ser.

Ahora bien, Heidegger también reflexiona sobre las ciencias, explicando que ninguna es superior o inferior a otra. Todas son diferentes, pero se complementan entre sí. Las matemáticas, por ejemplo, se distinguen por ser una ciencia exacta, pero eso no las hace mejores que las demás. Según Heidegger, la ciencia se encarga de aquello que puede comprobarse, de lo palpable. Pero, ¿qué sucede con la nada? ¿Qué ciencia podría estudiarla? Al ser la nada, precisamente, nada, surge una nueva pregunta: ¿qué pasa con la nada?

La ciencia, en general, evita hablar de la nada, aunque la utiliza cuando intenta explicar el origen de todo. Esta aparente contradicción muestra una incoherencia: la única forma de conocer algo de la nada es, paradójicamente, cuando no queremos saber nada. Entonces nos preguntamos: ¿qué ocurre con la nada?

¿Cómo aborda la ciencia el tema de la nada? La acepta a regañadientes, dándole un significado simple: “que no hay”. Pero, ¿cómo definir la nada? ¿Cómo podemos darle una imagen? ¿Acaso será un ente? El problema está precisamente en intentar responder, pues si le asignamos un nombre o una imagen, deja de ser nada. Es completamente imposible convertir la nada en algo; sería como intentar dibujar un triángulo cuadrado: simplemente, no existe tal imagen.

La nada
La Nada

En palabras de Heidegger, la nada se describe así:

“Pero ¿no es intangible la soberanía de la ‘lógica’? ¿No es realmente el entendimiento soberano en esta cuestión acerca de la nada? En efecto, solo con su ayuda podemos determinar la nada y situarla, aunque no sea más que como un problema que se devora a sí mismo. Porque la nada es la negación de la omnitud del ente, es, sencillamente, el no ente.” (Heidegger, p. 64).

El hecho de que la nada sea el no ente podría llevarnos a pensar en lo imposibilitado, en aquello que es negado. Pero si la negación es parte del entendimiento, ¿cómo podríamos eliminar lo que entendemos de la nada? Heidegger plantea más preguntas: ¿existe la nada solo porque existen el no y la negación? ¿O existen el no y la negación porque existe la nada? Para él, la nada es anterior al no y a la negación (Heidegger, p. 64).

Buscar una respuesta sobre la nada exige hacernos todo tipo de preguntas. Sin embargo, surge una dificultad: ¿dónde buscar?, ¿cómo encontrar algo que ni siquiera es “algo”? Buscar implica asumir que hay algo, que existe en algún lugar, que ocupa un espacio y un tiempo determinados. Pero con la nada no ocurre así.

Aun así, conocemos la nada, al menos como concepto. Sabemos qué no es, y eso nos permite saber dónde no buscarla, lo cual ya es una ventaja. Heidegger también afirma:

“La nada es la negación pura y simple de la omnitud del ente.” (Heidegger, p. 66).

Es decir, si la omnitud significa que el ente lo abarca todo, entonces no deja espacio para la existencia de la nada. De este modo, la nada intenta existir negando que el ente pueda negarla.

Angustia
Angustia

Para Heidegger, una manera de experimentar la nada es a través de la angustia. ¿Cómo es esto posible? Según Martín, cuando una persona atraviesa un momento de angustia, se “escapa de sí misma”. Es como si se vaciara; ya no está en sí, solo existe. En ese estado, nada la sostiene. Heidegger lo expresa así:

“La angustia nos vela las palabras. Como el ente en total se nos escapa, acosándonos la nada, enmudece en su presencia todo decir ‘es’. Si muchas veces en la desazón de la angustia tratamos de quebrar la oquedad del silencio con palabras incoherentes, ello prueba la presencia de la nada.” (Heidegger, p. 71).

Por tanto, aunque la angustia nos expone a la nada, esta sigue siendo solo un concepto, no un ente ni un objeto.

Sorprendentemente, la nada está ligada a la existencia. Heidegger afirma que:

“Existir significa estar sostenido dentro de la nada.” (Heidegger, p. 71).

Esto implica que, para que un ente exista, debe hacerlo dentro de la nada. Sin ella, no habría libertad ni podríamos ser nosotros mismos. Puede parecer contradictorio, pero para Heidegger es una realidad: la nada nos conduce a la existencia. En otras palabras, no puede haber existencia sin la nada.

Entonces, ¿a dónde nos lleva todo esto? Lo que Heidegger pretende es que la nada nos conduzca a la metafísica, y esta nos lleve a cuestionarnos sobre el ente en cuanto tal. Hacernos estas preguntas nos introduce directamente en el ámbito metafísico, que está ligado a la existencia misma.

En la metafísica antigua, la nada no era considerada materia ni figura, no tenía forma ni imagen. El ente, en cambio, era aquello que es, que sabe que existe y tiene forma. Así, la nada se convierte en el contra concepto del ente.

Es claro que existe una dependencia entre los conceptos de ser y nada. Ambos permanecen unidos, ya que el ser es finito, pero encuentra:

“La trascendencia de la existencia que sobrenada en la nada.” (Heidegger, p. 83).

Finalmente, podemos decir que la existencia humana no solo depende del ente, sino que debe sostenerse en la nada. El hecho de que el ser humano pueda trascender es precisamente lo que podemos llamar metafísica, pues esta corresponde a la naturaleza del hombre. En palabras de Heidegger:

“No es una disciplina filosófica especial ni un campo de divagaciones: es el acontecimiento radical en la existencia misma y como tal existencia.” (Heidegger, p. 86).

Y así, podemos concluir con una de las preguntas más famosas y profundas de Heidegger:

¿Por qué hay ente y no más bien nada?

El ser y la nada
El Ser y La Nada

Referencia

Heidegger, Martín. ¿Qué es la Metafísica? Traduc. Xavier Zubiri.