A Mariana la miraron raro cuando dijo que dejaba su trabajo en la ciudad para volver al rancho de sus abuelos. “¿A sembrar? Pero si estudiaste en la universidad”, le decían. Y ella respondía con una sonrisa: “Sí, pero allá nadie cuida el maíz”.
En San Juan Mixtepec, Oaxaca, Mariana y Tadeo —dos jóvenes que podrían estar detrás de un escritorio en cualquier ciudad— decidieron sembrar. Recuperaron la parcela familiar, limpiaron la milpa, y con ayuda de su celular y conocimientos en agroecología, comenzaron a compartir su vida rural en redes sociales.
Su contenido se volvió viral: tutoriales para preparar tlacoyos de maíz azul, videos cortos sobre abono natural, y transmisiones en vivo desde la milpa. Pero lo que más resonó fue su mensaje: volver al campo no es retroceder, es resistir.
No son los únicos. En varias comunidades de México, jóvenes indígenas están regresando a la tierra. Cansados del desempleo urbano, de la discriminación y del desarraigo, están resembrando identidad. Rescatan semillas nativas, técnicas ancestrales y saberes que estuvieron a punto de perderse.
“El maíz no es solo comida”, dice Tadeo. “Es memoria, es historia, es lengua. Cuando sembramos, hablamos con nuestros abuelos”.
Este movimiento no busca romantizar el campo, sino dignificarlo. Exigen acceso a tierra, agua, internet, educación rural. Piden ser vistos, no como campesinos del pasado, sino como campesinos del futuro.
Cada elote que cosechan, cada tortilla que tuestan, es un acto de soberanía. Los nietos del maíz están de vuelta. Y vienen con WiFi, semillas criollas y ganas de florecer.
Bibliografía:
Vera-Zavala, Cristina. 2023. Semillas de Futuro: Juventud y Agroecología en América Latina. Ciudad de México: Siglo XXI.
Altieri, Miguel A. 2009. “Agroecología: principios y estrategias para una agricultura sustentable.” Agroecología y Desarrollo 6(1): 13–26.
Boelens, Rutgerd. 2015. Water, Power and Identity: The Cultural Politics of Water in the Andes. London: Routledge.