Categoría: Salud

Por: DIANA PATRICIA CARMONA HERNANDEZ / Fecha: octubre 9, 2025

Cada domingo, entre el bullicio del tianguis, Ernesto coloca su silla y su letrero: “Escucha gratuita”. No hay diván ni bata blanca. Solo un hombre dispuesto a escuchar, en medio de frutas y gritos.

Cada domingo, Ernesto carga una silla plegable, una libreta y un cartel que dice: “Escucha gratuita”. Se instala entre los puestos de jitomates, ropa de segunda y antojitos. No hay consultorio, ni diván, ni bata blanca. Solo un hombre dispuesto a escuchar.

“Al principio pensaban que era un loco o un vendedor más”, dice. “Ahora ya me conocen. Algunos vienen cada semana. Otros solo pasan y se sientan porque necesitan hablar.” Ernesto es psicólogo comunitario y decidió llevar su práctica fuera del cubículo universitario y del costoso consultorio privado. Eligió el tianguis porque ahí —dice— es donde habita la herida social.

A su alrededor, los comerciantes gritan ofertas y la música de cumbia se mezcla con los olores del queso fresco y las garnachas. Mientras tanto, una mujer le habla de su hijo en la cárcel. Un hombre le confiesa que se siente solo desde que enviudó. Una adolescente llora por una ruptura reciente. Todos los temas caben en su espacio de escucha.

“Muchas personas nunca han ido al psicólogo. Pero cuando encuentran a alguien que no las juzga, se sueltan. A veces basta con eso”, explica. Su modelo se inspira en la psicología comunitaria y en la salud mental como derecho, no como privilegio.

La violencia estructural, la precariedad económica y el abandono institucional han dejado cicatrices emocionales profundas. Pero Ernesto no ve a las personas como pacientes, sino como sobrevivientes. No diagnostica. Acompaña. Escucha. Y, si es necesario, canaliza a instituciones públicas o redes de apoyo solidario.

“No vine a salvar a nadie”, dice mientras recoge su silla al final del día. “Solo quiero que sepan que no están solos. Que alguien los ve, los escucha y cree que su dolor importa”.

Su gesto, pequeño pero poderoso, se ha vuelto indispensable en la comunidad. Porque sanar también puede empezar con una conversación entre tomates, huaraches y regateos.

Bibliografía:
Han, Byung-Chul. 2015. La sociedad del cansancio. Barcelona: Herder.
López, Hugo. 2021. “Psicología comunitaria en espacios informales.” Psique y Sociedad 15(2): 43–60.
Menéndez, Eduardo. 2003. “Modelos de atención y prácticas en salud mental comunitaria.” Salud Colectiva 1(2): 171–190.