Categoría: Filosofía

Por: ANDRES ALFREDO GARCIA TRINIDAD / Fecha: octubre 9, 2025

Si la realización de su escrito ya no implica un proceso de elaboración interna, ¿qué queda del acto creativo? ¿Es la creatividad una acción o una delegación?

En un artículo anterior (El lenguaje sin cuerpo), se había hablado acerca de que las máquinas no sienten, no recuerdan y, por consiguiente, no han tienen experiencias o vivencias. Sin embargo, es cierto que un LLM (Modelo de Lenguaje Grande) puede producir textos que se acercan mucho a los generados por un humano y que tratan de imitar su estilo. Podríamos decir que simulan emociones y engendran escritos con admirable coherencia. Aunque, a decir verdad, quizá el término engendrar utilizado aquí podría ser uno de talla grande que no le quede a un LLM porque, finalmente, esta tecnología produce sus resultados basados en la probabilidad, es decir, en una predicción probabilística basada en el contexto producto de su entrenamiento masivo con datos provenientes de un acervo (derivado casi todo él, hasta ahora, de obras humanas). Aunque el LLM genere un texto que tenga sentido, no comprende lo que dice; no hay intención ni subjetividad detrás de sus palabras.

Tomemos un ejemplo: un estudiante que entrega un ensayo redactado por una IA sin haber reflexionado sobre el tema. Si la realización de su escrito ya no implica un proceso de elaboración interna, ¿qué queda del acto creativo? ¿Es la creatividad una acción o una delegación? En contextos educativos, esta pregunta podría ser acuciante porque se estaría menguando una parte importante en la formación del alumno y, en cierto sentido, del ciudadano.

A este respecto, siempre será una referencia crucial la obra platónica acerca de la formación de los ciudadanos. Para Platón, el alma consistía en tres partes: una racional, una irascible y otra concupiscible. Educar, para Platón, no solamente se trataba de la transmisión de información, sino en la formación del carácter, es decir, se trataba de lograr la armonía de las tres partes del alma que le permitieran al hombre actuar con sabiduría y justicia. La educación es un proceso donde pasamos de la doxa a la episteme, pero orientados al Bien para lograr ser un buen ciudadano, o un hombre superior, en palabras de Platón.

Si delegamos enteramente el acto creativo a un LLM, lo racional no se ejercita, lo irascible no se disciplina ni lo concupiscible se modera. Quizá se estarían formando individuos competentes en la técnica, pero vacíos éticamente, incapacitados para fortalecer una sociedad.