¿Aprendí una segunda lengua o ella me aprendió a mí? Estoy segura de que ella me vio crecer. Sin embargo, yo no la percibí crecer dentro de mí. Desde que tengo consciencia, ella ha ido almacenando palabras en inglés cada cierto tiempo. No sé con claridad cuándo. Tenía tan solo 3 años cuando me mudé a Fort Worth, Texas. Mi mamá dice que, dentro de mis primeras palabras, ladybug era mi preferida. Me interesé tanto por los insectos, que fueron las primeras palabras que ella guardó en mí. Luego de eso, en Pre-K, aprendí los números y las vocales. Muy feliz le compartía a mi mamá que ya sabía contar del 0 al 20. Ahora han pasado 20 años y ella sigue siendo parte de mí. Nunca se esfumó, sino que trascendió.
Cuando regresé a México a los 5 años, me obligaron a desprenderme de su ser para aprender ahora en español el poco conocimiento que mi cerebro tan pequeño almacenaba en inglés. Lloré. Ladybug ya no era lo que alguna vez fue, ahora se hacía llamar mariquita. Aunque no fue difícil aprender lo que sabía en español, tardé en acostumbrarme. La que se suponía que era mi lengua madre se volvió una lengua suplente. Adopté la lengua que me correspondía. Y la adopté tan bien que, por más de una década, dominó por completo mis pensamientos. Pero la suplente seguía ahí, luchando por recuperar su lugar. El lugar que impuso cuando yo era una niña.
El inglés, mi lengua suplente que pasó a segundo plano, solo me era útil para entender videos de YouTube de estadounidenses, comprender la música que me hacía feliz y me destrozaba el alma, y obtener una buena calificación en la materia en sí. A pesar de que ella seguía introduciendo nuevas palabras conforme pasaban los años, no eran suficientes para aventajar el español. La lengua en que mi mundo estaba escrito. Ahora me doy cuenta de que nunca aprecie el aprender ambos. La mayoría de las personas entienden un idioma y no les da curiosidad entender otro. Nunca voy a asimilar el porqué. Para mí el entender dos idiomas significa comprender y llegar a conocer lo mismo dos veces. Con una perspectiva diferente. De la misma manera que le atribuí otro significado a ladybug una vez que se convirtió en mariquita, hay muchas palabras que representan cosas totalmente distintas en mi mente. Y ahora sé que está bien.
El español, mi lengua madre, mi alma desnuda. Me enseñó que hay más de una palabra para decir lo mismo. Que podías elegir la que más te llegara al corazón. Mi querida ladybug estaba siendo limitada y no lo sabía. El momento en el que descubrí que la mariquita también era una vaquita, una catarina, e incluso un guardián colorido, mi vida dio un giro que superó los 360 grados. No fue una vuelta completa, sino más de dos. Una vuelta por cada palabra que desconocía de pequeña. Mi lengua madre me mostró un mundo en el cual desenvolverme aún es muy complejo. Soy tantas personas y no soy ninguna. Hay más de una palabra que me describe. En cambio, en inglés podría solo elegir stubborn. Ambas lenguas me han mostrado mundos diferentes. Y en ambas he tenido la oportunidad de compartir lo que siento y lo que no. Siempre fui consciente de que las personas que hablan más de un idioma ven la vida con una infinidad de perspectivas. Ahora bien, nunca fui consciente de que yo estaba viviendo dos vidas en una sola, ya que crecí con ambas.
Al final de cuentas, no sé si yo aprendí mi lengua suplente o ella a mí, pero creció conmigo. Y me enseñó que la lengua madre, a la que estaba destinada, era mucho mejor.