Categoría: Filosofía

Por: ALEJANDRO VILLANUEVA / Fecha: diciembre 29, 2025

Analizar críticamente la obra de Enrique Dussel a través del método hermenéutico analógico de Mauricio Beuchot.

Analizar la obra de Enrique Dussel, específicamente su obra cumbre y canónica Filosofía de la liberación, implica un abordaje desde diversas plataformas interpretativas; así mismo, es relevante en el contexto actual, debido a que retoma temas que parecerían haberse quedado inconclusos y poco definidos por la crítica filosófica. En el ámbito social, la vida común y corriente, actuamos como si las verdades descubiertas por Dussel fueran poca cosa, irrelevantes, o quizá, peor aún, conscientes de las mismas, se normalizan las diferencias estructurales: banalizando la existencia. En la academia, en general, los adeptos y estudiosos de la obra de Dussel tienen la tendencia a ser dogmáticos en la configuración de sus argumentos, obnubilados la mayoría de las veces por las verdades asentadas por el mismo Dussel, lo cual los vuelve intolerantes y poco susceptibles a la crítica y al eclecticismo. Este fanatismo epistemológico y teórico ocurre en el contexto académico creado por el mismo Dussel, sus pupilos y adeptos. Desde luego, hay una parte que no es responsabilidad del mismo autor, sino que la obra ya actúa y se defiende por sí misma.

¿Es realmente tan dogmática la obra de Dussel, más allá de la personalidad del autor? Esa cuestión es la que vamos a corroborar en esta investigación. Para percatarnos que muchas veces el texto va acompañado de una predisposición estética al aproximarnos a él. Al final de cuentas, ¿qué es lo que intenta expresar en su obra? Verdades descubiertas que repercuten en nuestra cosmovisión, más aún, en la manera en que vemos otras obras. La obra de Mauricio Beuchot, en especial el Tratado de hermenéutica analógica, es una herramienta muy útil para discernir estas cuestiones. Nos dota del aparato crítico y metodológico para extraer el mejor provecho de una obra, centrándola racionalmente, propiciando una mejor interpretación, es decir, más rica y susceptible a influencias, tolerante y respetuosa “del otro”, entendiendo ese otro como un ente humano o una obra textual.

La obra de Dussel, a pesar de ser una verdad descubierta, radiante y fidedigna, tiene la tendencia a fomentar, por parte de ciertos académicos, divulgadores, políticos y adeptos, el endurecimiento teórico, a poca flexibilidad, propia de las verdades perdurables y que a la larga se convierten en clásicos. A saber, el objetivo es no considerarla como un orbe cerrado absoluto, difícilmente susceptible a la crítica o a los agregados teóricos. Es en este rubro donde el aparato teórico de Mauricio Beuchot se puede hacer presente, y este es el objetivo de esta investigación, así como ampliar los horizontes del conocimiento; quizá rescatando una obra que corre el riesgo de desaparecer por la oscuridad unívoca de sus lectores e intérpretes.

La preponderancia del método de Mauricio Beuchot, esto es, la interpretación hermenéutico-analógica, ha sido elegida para la presente investigación, dada su excepcional versatilidad y utilidad teórica a la hora de abordar temas complejos y controvertidos, como lo es en general el corpus teórico de Enrique Dussel y en particular su obra emblemática Filosofía de la liberación. La hermenéutica analógica, por su parte, conlleva un ejercicio enriquecedor y esclarecedor a un tiempo, ya que Beuchot nos dice en su obra fundacional Tratado de hermenéutica analógica:

La hermenéutica analógica pretende colocarse como alternativa entre el univocismo y el equivocismo. Como es bien sabido, la analogía —desde Pitágoras hasta Octavio Paz, pasando por los medievales, los barrocos y los románticos— es un punto intermedio entre la univocidad y la equivocidad, aunque da predominio a esta última. (Beuchot, 2000)

Ahora bien, el texto de Dussel, Filosofía de la liberación, se puede interpretar de manera unívoca —generalmente es como se la interpreta en los círculos académicos—, o equívoca. La univocidad implica, como explica la cita de Beuchot, una interpretación monolítica, unilateral, casi siempre absoluta, la cual no genera diálogo intelectual, o lo genera desde un perfil dogmático. La manera en que Enrique Dussel nos dice en su obra magna lo siguiente:

La filosofía de la liberación pretende formular una metafísica […] exigida por la praxis revolucionaria […] desde la formación social periférica […] Para ello es necesario destituir al ser de su pretendida fundamentalidad eterna y divina; negar la religión fetichista; mostrar a la ontología como la ideología de las ideologías […]. (Dussel, 1977)

Al pretender “destituir al ser” de la fundamentalidad del centro dominante, es decir, Europa, su cultura y todas sus extrapolaciones políticas, culturales y sociales, borra casi de un plumazo toda la tradición ontológica y metafísica de la civilización occidental. Es ahí donde se muestra su univocismo absolutista, que pretende tomar la historia de la filosofía en un puño, para adaptarla a su sistema, o en el peor de los casos aniquilarla teóricamente.

Es aquí donde las ideas de Dussel realmente describen una maquinaria de dominación infernal, donde parece no existir escapatoria, y toda la periferia está condenada a vivir oprimida. A menos, claro está, que tome consciencia de su situación vital y vaya al encuentro de la historia.

Nótese también el tono mesiánico por parte de Dussel, que nos hace recordar a Marx, de salvador, a través de su filosofía, del pueblo oprimido, de los condenados, parafraseándolo. Sin embargo, hay una verdad que revela, la de la histórica opresión de los pueblos periféricos, que tiene que balancearse y compensarse con la gran aportación cultural de lo que él llama “culturas del centro”. Es por eso importante compensar esa maravillosa verdad descubierta por Dussel con el método de Beuchot. El cual nos invita a la profunda reflexión de un texto, pero desde todas las posibilidades, colocándolo en su justa medida, atribuyéndole moderación, proporción y, al final de cuentas, sentido común:

La hermenéutica es el arte y ciencia de interpretar textos, entendiendo por textos aquellos que van más allá de la palabra y el enunciado. Son, por ello, textos hiperfrásticos, es decir, mayores que la frase. […] Podríamos decir: superar la univocidad, evitar la equivocidad y lograr la analogía. Sobre todo, consistía en hallar el sentido auténtico, que está vinculado a la intención del autor, la cual está plasmada en el texto que él produjo. (Beuchot, 2000)

Sin duda, el choque hermenéutico es contundente, pero siempre tiene la intención de encontrar una interpretación analógica, la cual es más conveniente para estudios posteriores y aplicaciones prácticas. Las ideas que son extremas, como las que expone Dussel, tienden al dogmatismo unívoco; por su misma naturaleza mesiánica, representan un problema por sí mismas, para su estudio y aproximación. Beuchot nos interpela a una colaboración más cercana con el texto, a separar si es necesario al texto de su autor, y analizarlo a la luz del sentido común y de la realidad académica, social y política, concreta, y al final de cuentas real.

Las aportaciones de las culturas del centro son relevantes, desde el momento en que habitamos y pensamos desde ellas. Negarlas y atacarlas ciegamente es un riesgo que posiblemente nos lleve a la barbarie. El camino hermenéutico trazado por Beuchot es moderado, claro y analógico, es decir, proporcional, considerando las variables unívocas y equívocas.

La aproximación realizada a la obra de Dussel nos muestra que es posible alcanzar nuevos puntos de vista, desde la hermenéutica analógica, donde podamos atisbar al menos otras perspectivas. Desde lo unívoco, lo absoluto y la cerrazón, es difícil encontrar progresos teóricos y fomentar el diálogo académico o cotidiano. El camino por el cual una vertiente del pensamiento de Dussel nos conduce no es quizá el mejor de los caminos. El desacreditar siglos, o aun milenios de investigación teórica, es decir, el eurocentrismo, el pensar desde el centro, nos lleva a una condición de tabula rasa, nada propicia para el enriquecimiento del conocimiento.

Sin embargo, también está la cuestión de que la filosofía de la liberación parece haber entrado en una especie de integración académica, más bien descafeinada y filtrada de toda su potencia subversiva, en la que se naturalizan y normalizan todas sus premisas. Dicho anquilosamiento se debe al univocismo del que se alimenta, provocando más bien indiferencia. Entonces tenemos que esas interpretaciones, cuando no generan fanatismo recalcitrante, generan indiferencia. Ni uno ni otro le hacen justicia a la obra de Dussel.

Es por eso que la situación actual es propicia para un abordaje alterno, desde una metodología interpretativa más plástica y enriquecedora, como lo es la hermenéutica analógica de Mauricio Beuchot. Además, atisbar un horizonte más plural y tolerante, sin menospreciar las verdades bien logradas por el propio Dussel. Lo cual se logra al enfrentar las premisas principales de la obra de Dussel a través de Beuchot, exponiéndonos que es posible rescatar una obra de su univocismo absolutista y devolverle el filo teórico.

Referencias

  1. Beuchot, Mauricio. Tratado de hermenéutica analógica: hacia un nuevo modelo de interpretación. UNAM. Ítaca, 2000.
  2. Dussel, Enrique. Filosofía de la liberación. FCA, 1977.