En la actualidad se podría considerar a la lucha libre mexicana como un ícono en la cultura del país, sin embargo, dentro de este deporte hay muchos simbolismos y elementos que no deberían pasarse por alto, uno de ellos y uno de los más importantes es la máscara que utilizan los luchadores.
Es gracias a estas máscaras que el deporte se llena no solo de misticismo y personalidad, si no, que también se llega a conectar con periodos pre-conquista del país.
Se debe conocer que según la Real Academia Española se le conoce como máscara a aquella figura que representa un rostro humano, de animal o puramente imaginario, con la que una persona puede cubrirse la cara para no ser reconocida, tomar el aspecto de otra o practicar ciertas actividades escénicas o rituales (Real Academia Española, 2018, s.p.). Es así como se comienza a deducir que las máscaras por todo el mundo tiene un pasado ancestral; incluso se puede afirmar que hay estudios que afirman que los orígenes de las máscaras son gracias a prácticas y fines religiosos por parte de diferentes culturas y poblaciones en todo el mundo; sin embargo, y como en muchos temas a discusión se cree que las máscaras tienen un origen aún más antiguo y estos se remontan desde el hombre paleolítico el cual implementó el uso de nuevas técnicas agrícolas, el uso de herramientas talladas como huesos, cueros, maderas, etc. (Historia Universal, s.a., s.p.). Gracias a los métodos empleados para obtener alimento en esta época es que se cree que se comenzó a poner en práctica el empleo de diversos materiales para cubrir tanto el cuerpo como la cara para aumentar la probabilidad de éxito al momento de cazar: es común tener la creencia de que las máscaras son únicamente para cubrir cara o cráneo; sin embargo, existen máscaras que cubren en su totalidad el cuerpo del individuo que la porte, el empleo de estas técnicas le permitieron al hombre mejorar su proceso de caza gracias a que se camuflaba mucho mejor con el paisaje, posteriormente y gracias a la importancia y aura que el artículo ya mencionado crea, es como se supone que se comenzó la implementación de su uso para ritos religiosos.
Es gracias a diversos acontecimientos que las máscaras mexicanas albergan lo sagrado y lo profano, el carnaval y el ritual, la celebración y el duelo, la teatralidad y el mito (Chinatoday, 2004, s.p.). Estas son algunas de las características que permiten que las máscaras se vuelvan fundamentales dentro de la lucha libre, en especial dentro de la lucha libre mexicana.
Y es que dentro de este deporte la apariencia lo es todo, gracias a que forja la personalidad e historia del personaje. Aquel a quien se le atribuye la primera aparición de un luchador enmascarado en México es a Antonio H. Martínez gracias a que sus diseños luchadores como Ciclón McKay (1934), La Maravilla Enmascarada (1936) y Jesús el Murciélago Velázquez(1938), los cuales precedieron a figuras míticas como el Santo, Blue Demon o 6 Mil Máscaras (El modo, 2015, s.p.).
Es claro que con el paso del tiempo la tendencia del público y las situaciones cotidianas en las que se encuentran ha ocasionado que las máscaras de luchador evolucionen y se adapten para que los espectadores se sientan identificados con quienes las portan.
Es así como se puede afirmar que las máscaras de lucha libre mexicana tienen un pasado tanto interesante como místico y arraigado a la personalidad y percepción del mexicano.