El liberalismo decimonónico comenzó como un movimiento intelectual que terminó influyendo en asuntos políticos, institucionales y legales de diversos países europeos y que posteriormente llegó al continente americano. Fue ante todo “un movimiento en contra del absolutismo”1. Las propuestas principales del liberalismo tocan aspectos políticos, sociales y económicos y, a grandes rasgos, defiende la libertad individual y la igualdad ante la ley mientras busca un control y limitación en los poderes del Estado. En cuanto a lo económico, defiende el libre mercado y la iniciativa privada y, por otro lado, también busca las libertades de expresión, asociación y culto. En este artículo nos enfocaremos sobre todo en las ideas políticas que buscan eliminar la monarquía absoluta y el derecho divino de los reyes, remplazándolo por una democracia representativa y un Estado de derecho, y cómo ello llevó al voto ciudadano en nuestro país. Pero eso es solo en la teoría.
Llama la atención que, desde que comenzaron las votaciones en México, ya existían los vicios electorales que seguimos escuchando hoy en día. La ley disponía de castigos para quienes alteraran el orden o para quienes cometieran delitos electorales como falsificar boletas, votar en otra sección que no fuera la propia y que buscaran influir en la regulación de votos2. Además, la práctica de compra de votos ya existía también. Si bien no daban despensas o gorras y camisetas, existen registros históricos que reportan cómo se distribuían tazas de chocolate y almuerzos a los indios, pulque, e incluso aguardiente3. En ese sentido, poco han cambiado los retos electorales. Han cambiado las formas, pero no el fondo.

Si bien nuestro país recibió influencias de EE. UU., Francia e Inglaterra, en cuanto a liberalismo, “el origen del Estado liberal en México se encuentra en las Cortes y la Constitución de Cádiz”4. El constitucionalismo iniciado por estas cortes entre 1810 y 1812 influyó definitivamente en las revoluciones territoriales de los pueblos de América e impulsó la creación de Estados soberanos donde antes solo había provincias5. En México tenemos figuras presidenciales como Gómez Farías y sobre todo un poco más adelante con Benito Juárez que impulsaron el liberalismo. Como explica Ávila, esto no solo ocurrió en México, sino en toda Hispanoamérica, pues los problemas eran semejantes. No es de sorprender que de igual forma lo fueron las propuestas6.
Si bien la representación del pueblo por parte de funcionarios votados no era universal (no todos tenían acceso al voto), las ideas de representación, participación y de consentimiento son las semillas del actual sistema electoral que ha ido cambiando a lo largo de doscientos años. La lucha por el voto libre en México tiene muchos capítulos: el voto universal masculino se logra hasta 1857, luego tenemos el porfiriato y la dictadura, con lo que llega el movimiento del sufragio efectivo, no reelección. La Constitución de 1917 crea la Junta Empadronadora y los Colegios Electorales. En 1951 se reformó la Ley Federal Electoral para que la Comisión Federal de Vigilancia Electoral pueda arbitrar el registro de nuevos partidos políticos y emitir constancias de mayoría.
Un importante nuevo capítulo de representación realmente universal y justa para todos llegó (increíblemente) hasta el 3 de julio de 1955, donde las mujeres emitieron por primera vez su voto en México a nivel nacional. Tuvieron que pasar 98 años desde que se logra el voto universal masculino para que la mujer pudiera participar de forma activa en la vida política. Aun así, difícilmente pudiera decirse que el voto y las elecciones en México eran justas y representativas. Es hasta 1990, con la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), que las elecciones van cobrando poco a poco un sentido de imparcialidad, certeza, transparencia y legalidad. No podemos decir que llegó en la década de los noventa, pero entrado el nuevo milenio, y con el cambio de partidos, se instaura un nuevo capítulo en la vida electoral de México.

Pero a las elecciones, a los partidos electorales y las campañas, así como a las instituciones electorales, aún les queda mucho por hacer. Recientemente, tanto en el 2022 como en el 2023, ciudadanos marcharon para defender al INE y unas votaciones justas. Los retos hacia una representación justa e imparcial continúan en México a doscientos años de dejar de haber sido una Monarquía (sin tomar en cuenta los dos Imperios del siglo XIX). No es un proceso acabado, sino una construcción constante que requiere de la participación activa de los ciudadanos, no solo en las urnas.
Bibliografía:
Ávila, Alfredo. El radicalismo republicano en Hispanoamérica: un balance historiográfico y una propuesta de estudio.Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México. N. 41. Ene-Jun 2011. p. 25-92.
CNDH. Mujeres en México votan por primera vez. https://www.cndh.org.mx/noticia/mujeres-en-mexico-votan-por-primera-vez-0
INE. Historia del Instituto Federal Electoral. https://portalanterior.ine.mx/archivos3/portal/historico/contenido/menuitem.cdd858023b32d5b7787e6910d08600a0/
Sordo, Reynaldo. Liberalismo, representatividad, derecho al voto y elecciones en la primera mitad del siglo XIX en México. ITAM. México. S/f.