Las relaciones entre Iglesia y Estado en el México independiente provienen de una costumbre de 300 años donde ambas instituciones operaban de forma conjunta. De hecho, entre más juntas se mantuvieran, más parecía la una legitimar a la otra, y viceversa. Y a pesar de que se declara México como un país católico cuando logra su independencia, las relaciones entre ambas instituciones irán sufriendo grandes cambios, hasta culminar con la Guerra de Reforma en 1859 y el gobierno de Benito Juárez, de corte liberal.

Si bien hay muchos factores que pudieron haber contribuido a esta separación de Iglesia y Estado, la influencia de los movimientos sociales y políticos que ocurren en occidente son determinantes. Las noticias de revoluciones en Francia, la pérdida de una importante parte del territorio mexicano y el liberalismo norteamericano y europeo son todos componentes que llevaron a un cambio social y un cuestionamiento de las instituciones oficiales. Estos ideales se consideraban cultos y progresistas.
Las ideas liberales e ilustradas proponían nuevas formas de pensamiento que afectaron incluso en la Constitución de 1857. Convicciones como la libertad de culto, de prensa, de enseñanza, la libertad para pertenecer a logias masónicas, así como la opinión de que la Iglesia no debería de contar con tantos bienes, todo eso influyó en los cambios constitucionales. Esto no significa que estas nuevas leyes hayan sido bien recibidas, ya que gran parte de la población tomó esto como un ataque directo a su religión, oponiendo resistencia a estas reformas.

Quizás una de las mayores resistencias que hubo hacia la Constitución de 1857 por parte del pueblo, sobre todo de aquellos empleados por el gobierno, era que se les pidió que juraran obedecer la nueva Constitución, cosa a la que un gran número de personas se negó. Incluso a riesgo de perder su trabajo. Y como punto interesante de los conservadores, éstos aludían que una de las formas de lograr una identidad en México (que tanta falta le hacía debido a la cantidad de etnias y del mestizaje), era por medio del catolicismo, de allí que pidieran la permanencia de la Iglesia como contraparte del Estado.
Connaughton, Brian. (s/f). Una Iglesia fracturada. Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Disponible en: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3100/18.pdf
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