La Revolución Mexicana no fue un proceso único ni organizado, sino más bien una amalgama de distintos movimientos a lo largo y ancho del país con distintos objetivos y líderes, pero unidos generalmente por el hilo conductor del descontento ante el gobierno y la situación económica. Por lo mismo, las fechas del final del movimiento armado no son firmes y poseen una laxitud dependiendo de los puntos de vista que exponen distintos historiadores. Algunos creen que termina en 1917 con la firma de la Constitución, algunos otros en 1920 con la salida de Carranza del poder y algunos más incluso alargan el periodo hasta 1929, cuando comienza a gobernar el primer partido político.
Independientemente de la fecha exacta de su final, prácticamente todos los historiadores coinciden en que la década de 1920 es una etapa de reconstrucción en México, posterior a los movimientos armados en la década de 1910. Y no fue un proceso fácil. Si bien en la década de 1920 el país ya no estaba “técnicamente” en una guerra civil abierta, no deja de ser una década violenta, con represiones armadas, movimientos disidentes y asesinatos de líderes contrarios al poder central. Con Obregón y Calles tampoco terminaron las elecciones amañadas, ni la concentración de los tres poderes en uno mismo. Si bien existía un Congreso, se amedrentaba a senadores e incluso se les asesinaba si era necesario. El historiador Jean Meyer, por ejemplo, nos lleva como lectores a cuestionarnos si la revolución realmente ha terminado o no. Incluso en una parte de su texto menciona que la revolución y la reconstrucción eran, para fines prácticos, sinónimos en ese momento de la historia de México.

Sin embargo, por algo se le ha denominado a esta década la de la reconstrucción. Y es que, en medio de todo este caos, también hay avances importantes. El trabajo académico de José Vasconcelos, desde la Universidad de México hasta la educación estatal, nos habla de una búsqueda de reconstrucción y retorno a un país con estabilidad suficiente como para invertir en planes educativos. Obregón prácticamente derivó en Vasconcelos estas responsabilidades… y con total confianza en sus decisiones. Gracias a los programas educativos de Vasconcelos, se comenzó a reducir el gran número de analfabetos en nuestro país, mérito que nos muestra que de cierta forma sí se estaba llevando a cabo una reconstrucción. Hablando de datos duros, en 1921 existía un analfabetismo de un 72%, mientras que para 1934 se había reducido al 62%. Quizás diez por ciento nos pueda parecer poco, pero estamos hablando de un México altamente rural, con muchas comunidades indígenas que quizás ni siquiera el español lo hablaban bien. Bajo esta óptica, se puede considerar un gran logro. Otro dato que nos habla de una reconstrucción, está en el reconocimiento del gobierno por parte de los Estados Unidos, que permitía con esto retomar los préstamos internacionales a la par que legitimar al nuevo gobierno.
Pero volviendo de nuevo a la otra polaridad de esta década, cuando Calles se encuentra en el poder, Obregón es asesinado. Volvemos de nuevo a los atentados y la “ley” del más violento o poderoso. Además, Calles está rodeado de crisis, tanto por su reelección como por los problemas con Estados Unidos respecto al tema del petróleo aunado a los problemas de las relaciones entre la Iglesia y el Estado. Tanto que llevaron a una parte importante del país, otra vez, a la toma de armas y la lucha armada con la llamada guerra Cristera. Aun así, de nuevo un atisbo de reconstrucción con la estrategia política de crear un partido que institucionalizara la revolución. Con la creación del PNR (luego PRI) el poder detrás del poder seguía al mando, lo que evitaba la necesidad de luchas por reelección y asesinatos de candidatos. A esta época se le llama el Maximato, pues se le reconocía a Calles como el jefe máximo de la Revolución. A pesar de los conflictos y vicios que el PNR traerá consigo a la política y las elecciones, se puede decir que gracias a su creación, se logró finalmente la estabilidad en México rumbo hacia finales de la década de 1920.

Durante el gobierno de Calles y los que le siguieron durante el Maximato, se va logrando un programa nacionalista de modernización, además de una restauración de la confianza extranjera en las capacidades financieras de México, así como una moneda estable. Sin embargo, 1928 fue un año de crisis financiera y bancaria, afectado por los mercados internacionales que llevaron a la Gran Depresión de 1929. Aun así, el crecimiento, aunque lento, se va dando en la reconstrucción. Los minerales e hidrocarburos representaban el 60% de las exportaciones de México, mientras que para 1926 este porcentaje creció a un 76%. Independientemente de los problemas que posteriormente se tuvieron con el petróleo en particular (en una década más ocurrirá la expropiación petrolera), la economía fue tomando nuevos horizontes.
Otra gran estrategia para la reconstrucción y orden del país fue la formación de confederaciones de trabajadores, como la CROM (Confederación Regional Obrera Mexicana), la CGT (Confederación General del Trabajo) y la CTM (Confederación de Trabajadores Mexicanos). De esta forma, se canalizaban las quejas y los disgustos de la clase obrera, por ejemplo las huelgas, y a la vez que se lograba contar con un apoyo sindical hacia el gobierno (principalmente en las elecciones). Fue otra manera de institucionalizar movimientos que podrían causar conflictos y divisiones al país. Por último, en el campo se logró un control del descontento por medio de la reforma agraria, que creó divisiones entre los mismos ejidatarios, evitando así la unión entre ellos.

La reconstrucción de los años veinte efectivamente fue un hecho, a pesar de las crisis vividas en esa época. Esta década asentó los procesos que se requirieron para que México fuera poco a poco tomando la forma del país que conocemos en el presente. Los datos políticos, económicos y estadísticos nos ayudan a comparar las diferencias entre el porfiriato, la revolución y la reconstrucción.
García Martínez, B., et al. 2008. Nueva historia mínima de México ilustrada. México, Secretaría de Educación del Gobierno del Distrito Federal y ColMex.
Meyer, Jean. 2001. “La reconstrucción de los años veinte: Obregón y Calles” en Historia de México. Editorial Crítica; Barcelona.