La llamada ‘cuestión colonial’ y sus interpretaciones

Desde las últimas décadas del siglo pasado, los temas postcoloniales, decoloniales y neocoloniales han sido objeto de mucho debate. Por un lado, tenemos a quienes cuestionan el pasado desde la perspectiva del presente y, por el otro, hay quienes defienden que no podemos analizar un evento de hace cuatro o cinco siglos sin tener en cuenta el contexto y la idiosincrasia de aquel momento. En este artículo veremos ambos puntos de vista, pero seguiremos sobre todo aquello propuesto por Annick Lempérière.

En su texto La ‘cuestión colonial’, Lempérière discute el uso del término colonial, colonia y postcolonial para referirse a Hispanoamérica y los países que surgieron de los territorios de la Nueva España. Pero queremos, sobre todo, enfocarnos en los cuestionamientos que hace acerca de América y su estatus ante España. Comienza con algo tan simple como el preguntarnos a nosotros mismos a qué características nos referimos con colonia, y si este término define cualquier situación ocurrida previo a la independencia y posterior a la conquista. Sabemos que en el caso de México fueron 300 años y dentro de este periodo, habrá seguramente etapas diferenciadas, por no mencionar que lo que ocurría en el centro de la Nueva España difiere en gran forma de los procesos, manejo, estructura y situación al norte del territorio.

La autora sugiere que quizás los historiadores podrían hacer mejores estudios y heurística si la sociedad iberoamericana no se redujera básicamente a un ‘colonialismo’. Aunado a esto, se hace el cuestionamiento de si la América hispana era colonia o era reino. Si bien, como mexicanos, la mayoría de nosotros hemos crecido con la idea de que éramos plenamente una colonia, algunos puntos que menciona la autora son interesantes. Por ejemplo, desde el punto de vista jurídico, la Nueva España se consideraba parte del reino. Además, se puede llegar a afirmar que de cierto modo buscaba la integración del territorio y de los indios a la corona, por medio de la evangelización y la enseñanza de una lengua común.

Whatsapp Image 2025 03 01 At 04.55.52
El mapa de Abraham Ortelius de 1606. La América hispánica se consideraba en papeles como la Nueva España, como Virreinato, como parte del reino. (Bodleian Libraries, Oxford University)

Por otro lado, en la dimensión social o sociológica, era claro que los peninsulares no eran iguales que los criollos y mucho menos que los mestizos. Y esto ya sin mencionar a los indios, negros, mulatos y el resto de la clasificación de castas originadas por la mezcla de etnias. Si bien en lo político, podrían considerarse reinos o provincias, en términos económicos también podemos considerarlo una colonia, pues si bien había intercambio de bienes, la explotación de los recursos iba a parar en cantidades importantes a la España peninsular.

Aun así, el argumento de Lempérière es que se le ha dado a lo colonial una valoración negativa. Se le han sumado adjetivos de explotación e injusticias, cuando ella considera que en ese momento histórico, la visión del imperialismo y la ‘colonización’ no tienen las connotaciones que le hemos dado a ese periodo a partir del siglo XX. Ella menciona, por ejemplo, a autores como Eduardo Galeano y su “Las venas abiertas de América Latina” o bienLe livre noir du colonialisme” de Marc Ferro, como parte de esa ola de cambio en la visión de lo colonial.

Casta Painting All
El sistema de castas y la diferenciación entre peninsulares, criollos y mestizos es un punto en contra de que la Nueva España se consideraba efectivamente como parte del reino. Si no, ¿por qué hacer diferencias entre habitantes del mismo reino? (Wikimedia)

Parafraseando con amplia libertad a Lempérière, ella señala que somos mestizos y, al renegar de nuestro pasado colonial, estamos renegando en parte de nosotros mismos. Es decir, en nuestra genética, religión, creencias, estructura social, educativa y familiar está la herencia española, a la cual solemos colocar en una posición de abuso y explotadores. Por otro lado, ensalzamos lo mesoamericano sin tomar en cuenta que también se conquistaban entre ellos mismos, tenían prisioneros y cobraban tributo. Sin embargo, la autora es francesa y observa todo esto no como hispanoamericana, sino como europea. Por lo mismo, comprendo que haya distintos puntos de vista en cuanto a sus observaciones y propuestas.

Lo que considero más importante a recalcar aquí, es que durante mis estudios de Historia en la Universidad Autónoma de Chihuahua aprendimos que no podemos tomar una sola postura si queremos entender la historia desde un punto holístico. Como mexicanos tenemos una versión de la historia, pero siempre es un ejercicio interesante leer a otros historiadores, a otras nacionalidades y poder comprender un evento tan complejo como la época colonial desde un punto de vista académico sin tomar una postura sesgada simplemente por un nacionalismo exacerbado. Esto no quiere decir que Lempérière esté en lo correcto, sino de observar distintos puntos de vista sobre los mismos hechos históricos.

Fuentes

Bernand, Carmen, ‘De colonialismos e imperios: respuesta a Annick Lempérière’, Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Débats, publicado en http://journals.openedition.org/nuevomundo/438

Lempérière, Annick. ‘La «cuestión colonial »’, Nuevo Mundo Mundos Nuevos Débats, publicado en http://journals.openedition.org/nuevomundo/437

Related posts

Leave the first comment